PURIFICACIÓN DEL TEMPLO

PURIFICACIÓN DEL TEMPLO

Toda persona al ver invadida la entrada de su casa, su patio y sus propiedades por vendedores ambulantes, sin duda sentirían un profundo enojo, y tratarían a toda costa de expulsar inmediatamente a todos los intrusos vendedores, para que así su propiedad quede totalmente libre. Al igual que las personas sienten enojo ante las invasiones a sus propiedades, Jesucristo también sintió un profundo enojo al ver el templo de Jerusalén invadida por un sin número de comerciantes. El enojo del Señor era justificado, pues el templo de Jerusalén era la casa de su Padre Celestial, la cual había sido construida en el pasado por muchos de sus siervos para rendirle culto y adoración. Con ese profundo enojo, Jesucristo empezó a expulsar a todos los comerciantes que vendían animales para los sacrificios, así como a todos los cambistas, para que de esa manera, todos los fieles devotos de Jerusalén y los pueblos cercanos, puedan acudir con facilidad al templo para rendir culto y adoración a Su amado Padre celestial. Lucas 19:45.