AYUDA A NUESTRO PRÓJIMO

AYUDA A NUESTRO PRÓJIMO

Cuando los creyentes tratan de brindar ayuda a su prójimo, a menudo la mayoría se enfoca en la parte espiritual, y dejan de lado las necesidades físicas que su prójimo pueda tener, dividiendo de esa manera las necesidades. Pero ¿Será que Dios al momento de brindar su ayuda a sus hijos, también los divide en dos partes? ¿Será que Dios se enfoca solo en velar por la espiritualidad de sus hijos o también velará por las necesidades íntegras? Al leer los diferentes pasajes del Nuevo Testamento, específicamente los cuatro evangelios que narran las diferentes acciones realizadas por Jesucristo en su vida terrenal, podemos encontrar las respuestas a las inquietudes planteadas. Respuestas como en el siguiente pasaje: “Jesús viajó por toda la región de Galilea enseñando en las sinagogas, anunciando la Buena Noticia del reino, y sanando a la gente de toda clase de enfermedades y dolencias.” Mateo 4:23 NTV.

Jesús al momento de brindar su ayuda a las personas, no solo se enfocaban en las necesidades espirituales que ellos tenían, sino que también se enfocaba en los requerimientos físicos. Por eso cuando se encontraba con personas, no solo les predicaba del reino de su Padre, sino que derramaba sanidad en sus vidas cuando veía que padecían enfermedades o dolencias. Así mismo cuando se encontraba con personas hambrientas, saciaba sus necesidades dándoles alimento físico. Jesús siempre trataba de suplir cualquier necesidad que las personas pudieran tener, porque buscaba el bienestar integral de ellas. Una persona a quien se le satisface su necesidad física, tendrá la apertura para escuchar el mensaje que puede satisfacer su necesidad espiritual, su urgencia de ser rescatado de la condenación espiritual en la que se encuentra. Pero a las personas que no se les satisface las necesidades físicas, difícilmente prestarán atención al mensaje trasformador de Cristo.

Si nuestro Señor velaba por las personas integralmente, ¿Porqué nosotros nos enfocamos solo en el área espiritual de nuestro prójimo, y dejamos de un lado los otros requerimientos que tienen? Como siervos de Cristo, debemos mantener un equilibrio adecuado entre la evangelización y el compromiso social, de esta manera no seremos criticados por los inconversos, por nuestra excesiva preocupación por las almas de las personas y nuestro poco interés por las necesidades físicas de ellas. Al igual que nuestro Señor, debemos dedicar nuestro tiempo y recursos económicos para alimentar al hambriento, vestir al desnudo, sanar al enfermo y educar al analfabeto. Una vez que les ayudemos a satisfacer alguna de estas necesidades, podremos captar su atención para hablarles del inmenso amor de Jesucristo para perdonar sus pecados y darles la alegría de la vida eterna en los lugares celestiales.