DIOS ES NUESTRA FORTALEZA

DIOS ES NUESTRA FORTALEZA

Al mirar a nuestro alrededor, podemos darnos cuenta de que vivimos en medio de muchas personas que no creen en la existencia de un ser Divino. Algunas personas pese a que no creen en Dios, tratan de llevar una vida pacífica y armoniosa sin hacer daño a nadie, pero también existen personas que no creen en Dios, a las cuales no les importa el bienestar común, sino su propio bienestar, por eso tratan de aprovecharse de los indefensos para satisfacer sus impulsos más perversos. A este grupo de personas no les importa maltratar o lastimar a los que se crucen por sus caminos, incluso con este deseo perverso, pueden llegar a quitar la vida de las personas. Al vivir en medio de estas personas malvadas, nos sentimos solos y desprotegidos, pues estamos indefensos para poder repeler cualquier posible ataque por parte de esta gente. Ante el temor reinante en nuestro corazón a causa de los malvados, el salmista nos trata de reconfortar con estas palabras: “El SEÑOR de los Ejércitos Celestiales está entre nosotros; el Dios de Israel es nuestra fortaleza.” Salmos 46:7 NTV.

Podrá parecernos que estamos solos en este mundo caótico, y que no tenemos a nadie para resguardarnos de los peligros que nos asechan en este mundo y de las personas malvadas que buscan lastimarnos. Pero si creemos en la existencia de Dios, podemos tener la certeza de que nunca vamos a estar solos y desprotegidos, pues el Señor de los Ejércitos Celestiales está en medio de nosotros y nunca va a apartarse de nuestro lado, tal como lo afirma el salmista. Dios está en medio de sus hijos, y dispuesto para resguardarnos de todo peligro y defendernos de todos los que nos quieran lastimar. Gracias a ese resguardo Divino, no tenemos de que tener miedo, podemos transitar tranquilos por este mundo, confiando que a nuestro lado camina nuestro defensor. Además, el Señor es nuestra fortaleza y nuestro refugio en tiempo de aflicciones.

Si estamos bajo el cuidado y la protección de nuestro amado Señor, no tenemos de qué tener miedo, porque el que habita en medio de su pueblo, es más poderoso que cualquier hombre malvado, o hueste espiritual de maldad que gobierna este mundo. Contra el poder ilimitado de nuestro Señor, nadie podrá enfrentarse y todo aquel que lo intente, será destruido irremediablemente y condenado a pasar la eternidad en el lago de fuego. Pese a que la maldad de los hombres ha incrementado en un cien por ciento en los últimos años, no tenemos que desmoralizarnos, ni tampoco afligirnos, ya que el Señor está con nosotros en cada paso de nuestra travesía por este mundo, y Él es nuestro refugio infalible en todas las tormentas de nuestra vida presente.