UNA VIDA DE LUZ.
Antes de conocer a Cristo Jesús todos nosotros andábamos en la obscuridad del pecado, haciendo todas las cosas detestadas por nuestro Señor. Pero ahora que hemos aceptado a Cristo Jesús en nuestro corazón, ya no pertenecemos a la oscuridad de las tinieblas que están bajo el gobierno del maligno, ahora tenemos la luz en nuestro interior, la cual proviene de nuestro Señor. Como ya no estamos en las tinieblas, ya no tenemos que practicar las cosas de las tinieblas, debemos desechar definitivamente la maldad y el pecado de nuestras vidas, y empezar a reflejar la luz de Cristo que tenemos en nuestro interior. La luz de Cristo, no produce, maldad, injusticia ni pecado, sino solo produce cosas buenas, rectas y verdaderas, por eso en nuestras vidas debemos manifestar esas cosas buenas, sí debéras tenemos la luz de Cristo en nuestro interior. Somos hijos de Dios, tenemos la luz de su amado Hijo en nuestro interior, por eso debemos vivir cada día como personas de luz y no de las tinieblas. Efesios 5:8-9.