LLAMADOS A VIVIR EN SANTIDAD

LLAMADOS A VIVIR EN SANTIDAD

La sociedad en la cual vivimos, acepta y ha normalizado la inmoralidad sexual en todas las esferas, esto es claramente visible en su literatura pornográfica, su transmisión televisiva, su laxitud en los votos matrimoniales, su promiscuidad, su obsesión omnipresente con el sexo, y su tolerancia a las relaciones sexuales ilegítimas fuera del matrimonio. Aunque la sociedad humana haya normalizado la inmoralidad sexual, el eterno Creador está en contra de estas prácticas, y esto nos da a conocer el apóstol Pablo en una de sus cartas a los creyentes de la iglesia en Tesalónica: “Dios nos ha llamado a vivir vidas santas, no impuras. Por lo tanto, todo el que se niega a vivir de acuerdo con estas reglas no desobedece enseñanzas humanas sino que rechaza a Dios, quien les da el Espíritu Santo.” 1 Tesalonicenses 4:7-8 NTV.

La práctica de la inmoralidad sexual es auspiciado y aprobado por la filosofía humana, pero repudiada por el eterno Creador. Algunos hombres pese a su conversión al cristianismo, han caído en estas prácticas por seguir estas corrientes filosóficas de los hombres. Pues, a algunos creyentes les atrae más seguir estas corrientes humanas, que seguir las enseñanzas impartidas por los siervos de Dios, los cuales constantemente han exhortado a los creyentes para que lleven una vida santificada, lejos de la impureza sexual. El apóstol Pablo afirma que todo aquel que no viva bajo las enseñanzas dadas por los siervos de Dios, no está simplemente menospreciando las enseñanzas de unos simples hombres; sino que directamente está desafiando, menospreciando, desdeñando y rechazando a Dios mismo que también les da su Espíritu Santo.

La pureza y la santificación es el anhelo de Dios para todos sus hijos, ya que Él es Santo. Por eso debemos reconocer que Dios, no nos ha llamado para que sigamos viviendo en la impureza de la inmoralidad sexual al igual que todas las personas que todavía no lo conocen, sino para que llevemos una vida pura y santa que lo honre y lo glorifique. Nuestra nueva relación establecida con Dios por nuestra fe en Su Hijo, debe marcar una diferencia en nuestro proceder o nuestra forma de vivir en relación a las personas inconversas. Nosotros ya no debemos seguir las corrientes de depravación e inmoralidad sexual normalizada e impulsada por la filosofía humana, sino que debemos seguir fielmente a las enseñanzas dadas por nuestros Señor por medio de sus siervos. Solo así mostraremos nuestra obediencia a Dios, quien nos dio su Santo Espíritu para que viva en nuestro interior.