LIBRES PARA SERVIR.
Gracias a nuestra fe en el Unigénito Hijo de Dios, nosotros fuimos liberados de la esclavitud del pecado que nos dirigía a la condenación eterna. Esta libertad no significa que somos libres para complacer a los deseos de nuestra naturaleza carnal, porque si lo hacemos, estaríamos esclavizados a la voluntad de satanás y no estaríamos completamente libres, seguiríamos atados a la condenación eterna. La libertad que nos da Cristo por su sacrificio en la cruz del calvario, es la libertad para que hagamos lo correcto y glorifiquemos a Dios por medio del servicio amoroso a otros. Tal como Dios nos ama profundamente, nosotros debemos expresar un amor similar a todas las personas que nos rodean, sean o no que conozcan a Cristo. Debemos brindar nuestra ayuda oportuna a todos los que necesiten, en conformidad a los dones, talentos, y bendiciones que hayamos recibido. Recordemos; Somos llamados a vivir en libertad, sirviendo a nuestro prójimo con todo nuestro amor. Gálatas 5:13.