DIOS ES NUESTRO REFUGIO

DIOS ES NUESTRO REFUGIO

Confiar en nuestro Creador cuando todas las cosas marchan bien en nuestras vidas no es complicado, lo complicado es mantener nuestra confianza en Él cuando las tribulaciones llegan. En esos días de angustia, nos olvidamos que estamos bajo el cuidado y la protección de Dios, y sentimos que no tenemos ninguna salida a nuestras tribulaciones. David, el siervo de Dios, pese a ser elegido para que gobernara el reino de Israel, no tuvo una vida fácil, ya que constantemente se encontraba en medio de peligros, a causa de las persecuciones de Saúl y muchos otros enemigos que se habían levantado para tratar de quitarle la vida. Pero en medio de esas persecuciones, el siervo fiel del Dios Santo, compuso este hermoso salmo: “Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza, siempre está dispuesto a ayudar en tiempos de dificultad. Por lo tanto, no temeremos cuando vengan terremotos y las montañas se derrumben en el mar.” Salmos 46:1-2 NTV.

Dios no es solo nuestro refugio y fortaleza cuando todo marcha bien en nuestras vidas, sino que también lo es, cuando las tormentas o tribulaciones son parte de nuestro caminar en este mundo. Dios cada instante de nuestra vida permanece cerca de nosotros, dispuesto para brindarnos Su oportuna ayuda y darnos la victoria sobre todas nuestras aflicciones. Pero pese a tener el conocimiento de estas verdades registradas en las Sagradas Escrituras, muchas veces nos cuesta mantenernos en ellas, más aún cuando las tormentas, una tras otras, llegan a nuestra vida. El enemigo utiliza estas dudas que tenemos albergadas en nuestro corazón para tratar de alejarnos poco a poco de Dios, pero no debemos permitirlo, debemos despejar toda duda que exista y creer con todo nuestro ser, que Dios en realidad va ayudarnos a salir de toda situación adversa, sin importar cuan graves puedan ser estas.

David tenía la total confianza en el cuidado, la protección y la ayuda de Dios, por eso con total seguridad afirmó que no tendría miedo ante nada, ya que Dios era su refugio seguro para toda catástrofe natural, y todos los otros males que le podrían sobrevenir. Al igual que el salmista, no tenemos que tener miedo a lo que pueda sobrevenirnos, ya que estamos bajo el cuidado y la protección de Dios cada instante de nuestras vidas. Y si alguna tribulación, llegara, tendremos la ayuda oportuna del Señor de los ejércitos celestiales, Él nos dará la fortaleza necesaria para que podamos salir airosos de esas tribulaciones.