NO NOS AVERGONCEMOS DEL EVANGELIO

NO NOS AVERGONCEMOS DEL EVANGELIO.

En nuestra vida, hay muchas cosas que nos causan vergüenza. Algunos se avergüenzan de su estado físico, otros se avergüenzan de su voz, otros se avergüenzan de la ropa que utilizan, y muchas otras cosas más. Con regularidad, cuando los cristianos todavía no llegamos a alcanzar la madurez como seguidores de Cristo, nos avergonzamos de proclamar nuestra fe, nos avergonzamos de compartir el evangelio de la salvación y la vida eterna con las personas de nuestro entorno. En cuanto a sentir vergüenza del evangelio, el apóstol Pablo nos dice: “Pues no me avergüenzo de la Buena Noticia acerca de Cristo, porque es poder de Dios en acción para salvar a todos los que creen, a los judíos primero y también a los gentiles.” Romanos 1:16.

El apóstol Pablo desde el momento que recibió el evangelio por medio de Cristo Jesús, no se avergonzó del mensaje recibido, ni tampoco le preocupó las posibles críticas que iba a recibir de parte de sus amigos por haber recibido el mensaje de la salvación, más bien con denuedo, comenzó a compartir las buenas nuevas de salvación con todas las personas de su entorno. El apóstol, no se avergonzó, porque el mensaje que compartía. era el mensaje de Cristo, las buenas nuevas. Era un mensaje de salvación, poderoso para cambiar vidas. Aunque el mensaje sonara como una locura para algunos, el evangelio es eficaz porque viene cargado con la omnipotencia de Dios. Solo el poder de Dios puede vencer la naturaleza pecaminosa del hombre y darle una vida nueva.

El mensaje de la Cruz de Cristo, tiene el poder para quebrantar el corazón más duro y transformarlo en un corazón sensible. Un corazón dispuesto para arrepentirse de sus pecados y aceptar el regalo de la salvación y la vida eterna. Cuando se sienta tentado a avergonzarse de compartir el evangelio con sus amigos o familiares, recuerde que las buenas nuevas tiene poder para cambiar el corazón de las personas. Con esto en mente, centre su mensaje en Dios y en lo que hace en el mundo, antes que en sus limitaciones, su vergüenza pronto desaparecerá