SOMOS EMBAJADORES DE CRISTO.
Para poder viajar a otro país, es necesario que realicemos los trámites pertinentes que nos permita ingresar sin inconvenientes al país de nuestro destino. Para realizar los trámites, debemos acudir al consulado del país al cual queremos viajar y entrevistarnos con el embajador de dicho país. Un embajador es un ministro de estado, que representa al gobernante y conoce las leyes que rigen en su país. El embajador tiene el deber de dar a conocer a los viajeros los requisitos necesarios para que puedan ingresar a su país sin ninguna clase de inconvenientes. Al igual que un embajador terrenal, el apóstol Pablo, afirma que los cristianos somos embajadores de Cristo: “Así que somos embajadores de Cristo; Dios hace su llamado por medio de nosotros. Hablamos en nombre de Cristo cuando les rogamos: ¡Vuelvan a Dios!.” 2 Corintios 5:20 NTV.
Jesús es el gobernante del reino celestial y todas las personas que aceptan el Señorío de Cristo en su corazón, se vuelven sus embajadores en el reino terrenal. El apóstol afirma que todos los cristianos somos embajadores llamados por Cristo Jesús, para ser sus representantes ante el mundo inconverso. Cada uno de nosotros somos un mensajero, un portavoz que representamos en la tierra al Rey del cielo con el evangelio de la salvación y la vida eterna. El Señor, hace un llamado por medio de nosotros, a las personas inconversas de todo el mundo que se reconcilien con Él, quien es su Rey verdadero y por derecho propio. A medida que nosotros presentamos el evangelio, Dios habla a través de nosotros para urgir a los pecadores incrédulos que se acerquen a Él con actitud de fe y acepten el evangelio, lo cual significa que se arrepientan de sus pecados y crean en Cristo Jesús.
Nosotros somos embajadores llamados por Cristo, al igual que el apóstol Pablo y todos los creyentes que nos presidieron. El Señor nos encomendó el ministerio de la reconciliación el cual debemos cumplir. Si afirmamos ser seguidores de Cristo, no debemos dejar de cumplir las funciones que el Señor nos encomendó. En esta misión nunca vamos a estar solos, Dios va a estar cerca de nosotros actuando en el corazón de las personas para que acepten el mensaje de la reconciliación. Con esto en mente, compartamos el evangelio de la salvación y reconciliemos al mundo con Cristo Jesús nuestro Rey y Señor.