OREMOS Y DEMOS GRACIAS A DIOS

OREMOS Y DEMOS GRACIAS A DIOS.

Llevar una vida tranquila y sin preocupaciones, parece algo imposible para la mayoría de nosotros, ya que todos los días tenemos un sinfín de preocupaciones que nos imposibilitan vivir tranquilamente. Algunos tenemos preocupaciones por la inestabilidad de nuestros trabajos, otros por la situación económica, otros tienen preocupaciones familiares, mientras que otros tienen preocupaciones por sus estudios. En sí, casi todos tenemos preocupaciones que nos quitan la tranquilidad. A los que andamos preocupados por todo, el apóstol Pablo nos aconseja: “No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que él ha hecho.” Filipenses 4:6 NTV.

El apóstol Pablo aconseja a todos los seguidores de Cristo a cambiar los paradigmas comúnmente normales en este mundo. Pues las personas que tienen demasiadas preocupaciones se afligen y quedan estancadas, pierden el deseo de disfrutar de lo maravilloso que ofrece la vida. Ya que solo el hecho de poder respirar es algo maravilloso, sin contar lo asombroso que es poder admirar la estupenda creación de Dios. Pablo incita a los cristianos a no quedarse sumergidos en sus preocupaciones, sino a orar a Dios y contarle todas sus necesidades. Lo que pide Pablo para muchos es difícil, ya que a la mayoría nos cuesta despojarnos de nuestras preocupaciones, nos cuesta confiar y poner todo en las manos de Dios. Es importante que aprendamos a despojarnos de las preocupaciones que nos abruman y poner todo en las manos del Señor, sabiendo que Él, tiene el poder para darnos la tranquilidad y cubrir cualquier necesidad que tengamos.

Además, el apóstol nos pide que seamos agradecidos por todo lo que Dios ha hecho por nosotros. Al dar un breve vistazo a nuestra vida pasada, podremos encontrar un sinfín de motivos por los cuales debemos agradecer al Señor. Dios nos ha dado todo lo que hemos necesitado, nada nos ha faltado. Él siempre ha sido generoso con nosotros a pesar de que no lo merezcamos, por todo esto, Él merece nuestra gratitud sincera. Debemos agradecer a Dios por todo, no solo por las cosas buenas que hemos recibido, sino también por las preocupaciones que han venido a nuestras vidas. Si oramos confiadamente, el Señor nos quitará las preocupaciones y nos devolverá la tranquilidad para que vivamos honrando y glorificando su santo nombre.