¡ALÉJESE DE LA MUJER ADULTERA!

¡ALÉJESE DE LA MUJER ADULTERA!

PROVERBIOS 5:1 Hijo mío, presta atención a mi sabiduría, escucha cuidadosamente mi sabio consejo. 2 Entonces demostrarás discernimiento, y tus labios expresarán lo que has aprendido. 3 Pues los labios de una mujer inmoral son tan dulces como la miel y su boca es más suave que el aceite. 4 Pero al final ella resulta ser tan amarga como el veneno, tan peligrosa como una espada de dos filos. 5 Sus pies descienden a la muerte, sus pasos conducen derecho a la tumba. 8 ¡Aléjate de ella! ¡No te acerques a la puerta de su casa! 9 Si lo haces perderás el honor, y perderás todo lo que has logrado a manos de gente que no tiene compasión. NTV.

Los pueblos vecinos a Israel practicaban con total normalidad la prostitución como parte de su culto a sus dioses paganos. Estas mujeres extranjeras, sagazmente llegaron a habitar en medio del pueblo escogido de Dios, introduciendo así la practica inmoral e idolátrica entre los habitantes hebreos. La ley dada por el eterno Creador por medio de Moisés al pueblo hebreo, prohibía el adulterio, la fornicación y toda la practica inmoral bajo pena de muerte. A pesar de todas las advertencias dadas por el Señor, el pueblo se dejó seducir de estas mujeres, y las tomaron para tener relaciones sexuales con ellas, quebrantando así la Ley dada por Dios.

Salomón como conocedor del poder seductor de la mujer inmoral, intenta apartar a sus discípulos del camino de ellas. Para lo cual utilizó dos metáforas muy conocidas por el pueblo hebreo: Comparo los labios de una mujer inmoral con la dulzura de la miel. La miel, era muy común en Palestina debido a sus numerosas flores, y que expresa muy bien el gusto y pegajosidad de los placeres que ofrecían los labios de aquellas mujeres. Así mismo comparó la boca de ellas con el más suave aceite existente en el reino. El aceite, indica la facilidad con que se insinúan y penetran en el corazón las palabras seductoras de la mujer impúdica. Los labios y la boca de la mujer, tienen poder para seducir con total facilidad al hombre imprudente e insensato.

Caer en las redes seductoras de estas mujeres, al inicio parecerá una delicia, pero a la final resulta ser tan amarga como el veneno, tan peligrosa como una espada de dos filos. El adulterio y la fornicación, en primera instancia será una delicia para los hombres, pero luego de ella llegarán las consecuencias de haber caído en esa tentación. En el período que fue compuesto el libro, la ley condenaba a muerte a los adúlteros, pero en la actualidad las leyes de las naciones, no juzgan el adulterio con pena de muerte, incluso es vista con total normalidad. Aunque el hombre no juzgue el adulterio con rigurosidad de la falta, Dios si lo juzga así, por eso, la condena por ese pecado será ejecutada en el final de los tiempos.

Salomón una vez más exhorta a todos los hombres de su reino a que se mantengan alejados de las mujeres impúdicas, advirtiéndoles que ni siquiera se acerquen a la puerta de su casa, pues si lo hacen, corren el peligro de caer en sus redes, perder el honor, y el respeto de todo el pueblo. Perder el honor y el respeto por unos minutos de placer con la mujer adúltera, para nada es un buen negocio, precisamente por eso, Salomón con rigurosidad pide a todos los hombres que presten atención a la sabiduría de sus palabras y a sus sabios consejos.

Queridos hermanos, el maligno utilizará todos los medios para hacer caer a los hijos de Dios, él sabe la debilidad de los hombres por las mujeres, por eso las utilizará para cumplir sus propósitos. Por eso ante cualquier tentación de naturaleza sexual, el hombre no tiene que quedarse para deslúmbrala, inmediatamente debe correr lo más lejos posible. O como dice el sabio Salomón, ni siquiera debemos acercarnos a la puerta de la casa de esas mujeres. Hermanos, los labios y la boca de la mujer adúltera, parecerán muy atractivas, pero debemos recordar que son más peligrosas que cualquier veneno mortal, o una espada puntiaguda, por eso, ante cualquier tentación de la carne, debemos acudir en oración a Dios para que nos libere. El Señor en su fidelidad, nos dará siempre la gracia precisa para que podamos vencer las tentaciones de carácter sexual.