SOLO DIOS, LIBERA DE TODO PELIGRO

SOLO DIOS, LIBERA DE TODO PELIGRO

SALMOS 118:10 Aunque me rodearon naciones hostiles, las destruí a todas con la autoridad del SEÑOR. 12 Me rodearon como un enjambre de abejas; se enardecieron contra mí como un fuego crepitante; pero las destruí a todas con la autoridad del SEÑOR. 13 Mis enemigos hicieron todo lo posible para matarme, pero el SEÑOR me rescató. 14 El SEÑOR es mi fuerza y mi canción; me ha dado la victoria. 21 Te doy gracias por contestar mi oración, ¡y por darme la victoria! NTV.

El peligro no es ajeno para ningún ser humano, ya que, en todo lugar, él está al asecho esperando a su próxima víctima. Cuando el peligro se presenta, las personas buscan rápidamente en qué o en quién depositar su confianza, para salir airosos de esa amenaza eminente. Los pilotos depositan su confianza en los aviones. Los pasajeros en los trenes, automóviles u ómnibus. Los enfermos en los médicos, enfermeras y en el personal de salud del hospital. Los ciudadanos, en el cuidado y la protección de los policías. Todos los días, sin ninguna clase de excepción, las personas muestran confianza en algo o en alguien para que les ayuden a salir de esa situación de peligro.

La vida del salmista frecuentemente corría peligro, ya que tenía enemigos a millar, quienes buscaban a toda costa darle muerte y apoderarse de todo el territorio de los israelitas. En cierta ocasión, el monarca al estar acorralado por la hostilidad unida de todas las naciones enemigas de su reino, no claudicó, pese a que el asalto había sido tan determinante como el de abejas agresivas que buscaban darle una muerte crujiente, el monarca los aniquiló tan rápidamente como el fuego entre espinos, por medio de la eficacia de actuar en y por el nombre del Señor. El monarca en medio del peligro pudo obtener la victoria sobre sus enemigos únicamente por medio de la intervención divina, quien le dio fuerza y salvación liberadora.

Aunque sus enemigos hicieron todo lo posible para emboscar y asesinar al salmista, él nunca claudicó, porque su confianza estaba puesta en el Señor, pese a que a su mando tenía un gran ejército fuerte y bien armado para defenderlo de sus enemigos. El Señor era su fuerza y su canción, el que le dio la victoria aplastante sobre sus enemigos. Las personas en medio del peligro, o las adversidades, o las necesidades, no ponen su confianza en Dios, más bien buscan a otro hombre en quien poner su confianza, para que les ayude a salir victoriosos de la situación que están atravesando. El hombre tiene límites para brindar ayuda a otros, pero el Señor no tiene ningún límite para poder ayudar a los que en Él, ponen su confianza.

Queridos hermanos, a través de la victoria aplastante sobre sus enemigos, el Señor había dado la respuesta a la oración del salmista, por esa respuesta favorable, le extendió un profundo agradecimiento a su Señor y Salvador. El creyente puede tener la certeza de que sus oraciones en medio del peligro, siempre serán escuchadas y respondidas oportunamente por el Señor, porque el Señor es fiel y cumple sus promesas de cuidado y protección hacia sus siervos.

Hermanos, cada respuesta a nuestras oraciones es una prueba de que el Señor está de nuestro lado; y, entonces, no debemos temer lo que nos pueda hacer el hombre; debemos cumplir conscientemente nuestro deber para con todos, y confiar sólo en Él para su aceptación y bendición. Procuremos vivir para declarar las obras de Dios e instar a los demás a servirle y a confiar en Él.

Amigo, el peligro siempre está al asecho y el hombre pondrá su confianza en algo o en alguien para que le ayude a salir de esa situación peligrosa, pero el mayor peligro que enfrenta todos los días el hombre, es el peligro de la condenación eterna. De ese peligro solo el eterno Creador le podrá ayudar a salir victorioso. ¿Usted está dispuesto a confiar en el Señor para que le ayude a salir victorioso de ese peligro?, Si es así, ore de todo corazón al Señor, y Él escuchará su oración y le ayudará a salir victorioso de ese peligro, le dará el gozo de vivir eternamente sin miedo a cualquier condenación futura.