LLEVEMOS UNA VIDA RECTA

LLEVEMOS UNA VIDA RECTA.

Desde los tiempos remotos, vivir para siempre, ha sido el anhelo de millares de personas, pero esta eternidad que han buscado y siguen buscando es la vida eterna en este mundo pasajero. Si alguien encuentra la forma de vivir para siempre en este mundo, no le servirá de nada, ya que este mundo no es eterno, pues desaparecerá cuando el Señor derrame su juicio contra la maldad y el pecado. Pero hay una vida que en realidad sí es eterna, a la cual solo pueden acceder las personas que cumplan los requisitos que describe el profeta Ezequiel: “actúa de acuerdo con mis leyes y cumple fielmente mis mandamientos. Ese hombre es verdaderamente recto, y por lo tanto vivirá. Yo, el Señor, lo afirmo.” Ezequiel 18:9 DHH.

La vida terrenal es pasajera para toda la humanidad, todos, absolutamente todos partiremos de este mundo a una vida espiritual, ya sea para una eternidad de castigo y tormento, o para una eternidad de dicha y felicidad en la presencia del eterno Creador. En algún momento, todos experimentaremos la muerte física por diversas razones: ya sea, por la edad avanzada, alguna enfermedad, o por un accidente de tránsito. El recto morirá para vivir por la eternidad en la presencia del Señor, mientras que el injusto, que nunca poseyó una vida espiritual, perecerá tanto física como eternamente.

Las personas rectas son las que actúan de acuerdo a las Sagradas Escrituras y cumplen fielmente las enseñanzas dadas por Cristo Jesús. El hombre por sí mismo no puede llevar una vida recta, ya que la rectitud es consecuencia de la transformación por el poder del Espíritu Santo, a través de la fe del hombre en Cristo Jesús. Un hombre procura hacer lo que es justo y correcto como expresión de su estrecha relación con Dios y como resultado de la presencia del Señor en su corazón. Para vivir eternamente en la presencia del Señor, debemos llevar una vida en estrecha relación con nuestro Creador, actuando de acuerdo a su bendita palabra y obedeciendo fielmente las enseñanzas de nuestro amado Señor.