2 SAMUEL 21

LAS PROMESAS SE DEBEN CUMPLIR.

1 Durante el reinado de David hubo un hambre que duró tres años. Entonces David consultó al SEÑOR, y el SEÑOR dijo: «El hambre se debe a que Saúl y su familia son culpables de la muerte de los gabaonitas». 2 Entonces el rey mandó llamar a los gabaonitas. No formaban parte de Israel, pero eran todo lo que quedaba de la nación de los amorreos. El pueblo de Israel había jurado no matarlos, pero Saúl, en su celo por Israel y Judá, trató de exterminarlos. NTV.

A lo largo de su reinado, David había afrontado diversas adversidades, sufrió la violación de su hija, la rebelión de su hijo y la muerte de sus hijos. Además, había luchado contra la creciente división en su reino. Como si todo eso no fuera suficiente, también tuvo que afrontar una hambruna que asoló a todo su reino por más de tres años. Por más de mil días, los cielos se negaron a abrirse para enviar lluvia sobre Israel. La devastación y las pérdidas de las cosechas los afectaban a todos. Los ríos se secaron, los prados se volvieron desolados, el ganado también comenzó a pasar hambre y a morir; los árboles frutales perdieron sus flores. Una sequía terrible se abatió sobre la tierra año tras año.

En la época de la monarquía hebrea, los agricultores dependían totalmente de la primavera y de las lluvias tempranas para sus cosechas. Si las lluvias se detenían o llegaban en mal momento, las cosechas se perdían y ocasionaban la escasez de alimentos en el año siguiente. La agricultura de esa época dependía completamente de las condiciones naturales. No existían métodos de irrigación como existen en la actualidad, ni tampoco existían fertilizantes, para vializar la producción de alimentos en situaciones climáticas adversas.

Aunque en Palestina las temporadas de sequía y las hambrunas se daban con cierta frecuencia, se las consideraba manifestaciones del juicio divino sobre el reino. David ante la larga sequía y la escasés de alimento en Israel, reconoció que esta sequía se trataba de una disciplina de parte de Dios, razón por la cual, consulto? consultó al eterno Creador cuáles eran los motivos de esta disciplina, por medio de los sacerdotes Sadoc y Abiatar. La respuesta señalaba un pecado específico en la vida de la nación. Más de treinta años atrás, Saúl había matado un gran número de gabaonitas, rompiendo así un convenio hecho con el pueblo de Gabaón que había sido respetado durante mucho tiempo.

El pueblo hebreo, bajo la dirección de Josué, cuando empezó a expulsar a los habitantes de la tierra prometida, hizo un pacto de paz con los gabaonitas, sin consultar a Dios. Este pacto fue establecido cuando los gabaonitas se presentaron disfrazados y pretendiendo ser lo que no eran. Ese pacto, fue ratificado con juramento por los hombres de Israel, y debía ser honrado perpetuamente. Saúl con el afán de cumplir las órdenes de Dios, trató de eliminar a los paganos de la tierra prometida a fin de que Israel prosperara. Pero en su celo cometió un grave pecado; quebrantó el pacto que se había concertado hacía cuatrocientos años entre Josué y los gabaonitas.

Queridos hermanos, Israel había hecho un pacto solemne con los gabaonitas, este pacto fue realizado en la presencia del Señor y debía de ser cumplido perpetuamente. Durante el reinado de Saúl, el pacto fue quebrantado, Saúl trató de exterminar a los Gabaonitas pensando erróneamente que estaba cumpliendo con la voluntad de Dios. La ruptura del pacto hizo que Israel sufriera de hambruna por más de tres años, cumpliéndose así la justicia de Dios. Pues quebrantar un pacto es una ofensa grave contra la ley de Dios y debía ser castigado. Hermanos, los compromisos que se hacen delante del Señor no son para dejarlos a un lado; lo que se ha prometido a Dios nunca se debe tomar a la ligera, se tiene que cumplir. ¿ Usted en algún momento, hizo una promesa al Señor y todavía no lo ha cumplido?. Cumpla su promesa lo más pronto posible, antes de que el Señor derrame sus justos juicios sobre su vida.