JUECES 15

LA VENGANZA.

10 los hombres de Judá les preguntaron a los filisteos: ¿Por qué nos atacan? Vinimos para capturar a Sansón contestaron los filisteos, y a vengarnos por lo que nos hizo. 11 Entonces tres mil hombres de Judá bajaron a buscar a Sansón, dentro de la cueva en la roca de Etam, y le dijeron: ¿No te das cuenta de que los filisteos nos gobiernan? ¿Qué nos estás haciendo? Pero Sansón les contestó: Yo sólo les hice a ellos lo que ellos me hicieron a mí. NTV.

Cuando la maldad toma el control de las vidas de las personas, borra toda iniciativa de bondad albergada en el corazón. Sin bondad, las personas son carentes de extender perdón hacia sus semejantes, por eso, cualquier agravio voluntario o involuntario será pagado con la misma moneda. La venganza es un monstruo incontrolable. Cada acto vengativo trae otro. Es un búmeran que no puede lanzarse sin que el lanzador pague el precio. En el pasado, Sansón y los filisteos, se enlazaron en una riña, cada uno pagaron los actos del otro con la misma moneda.

Los filisteos eran un pueblo belicoso que se había establecido a lo largo de la llanura costera de Palestina después de emigrar de Caftor. Algunos de los clanes de este pueblo, posiblemente se encontraban en Canaán ya en tiempo de Abraham. Hacia la época de Josué, se habían establecido en cinco ciudades principales gobernadas por cinco “señores” o “tiranos”, Gaza, Ascalón, Asdod, Ecrón, y Gat. Durante el primer período de los jueces, habían sido repelidos por Samgar; pero en algunas ocasiones los israelitas habían aceptado el culto de su dios.

Sansón en desobediencia a las instrucciones dadas por el eterno Creador, se casó con una joven filistea, formando un lazo familiar con este pueblo. Cierto día el suegro de Sansón, había entregado a su hija, esposa de Sansón al padrino de bodas de este matrimonio. Este acto del suegro de Sansón, desencadenó una serie de sucesos entre Sansón y los filisteos. Sansón al enterarse de lo que había hecho su suegro, fue en contra de los filisteos, quemó gran parte de los sembríos de este pueblo. Los filisteos al enterase, tomaron represalias a los actos de Sansón, fueron a buscar a la mujer y a su padre, y los quemaron vivos. Sansón colérico por los actos de los filisteos, se vengó atacando con gran furia, matando a muchos de ellos. Los filisteos no se quedaron tranquilos, fueron y sitiaron la ciudad de Judá y atemorizaron a sus habitantes para que les entreguen a Sansón.

Los hombres de Judá preguntaron a los filisteos las razones de su ataque, y ellos respondieron: “Queremos capturar a Sansón y vengarnos”. Los hombres de Judá fueron donde se encontraba Sansón para capturarlo y entregarlo a los filisteos. Al llegar los de Judá le dijeron: ¿No te das cuenta de que los filisteos nos gobiernan? ¿Qué nos estás haciendo? Pero Sansón les contestó: Yo sólo les hice a ellos lo que ellos me hicieron a mí. Sansón dijo a los de Judá solo me vengue de ellos. A la pregunta de los hombres de Judá, tanto los filisteos como Sansón les dijeron que solo buscaban venganza.

Queridos hermanos, la venganza solo desencadena en más venganza, generando una cadena interminable. Estos cruces de dime y diretes, no solo afecta a los que están involucrados en estas rencillas, afecta a todos los que están alrededor de ellos. La disputa de Sansón con los filisteos llegó a afectar a algunas de las tribus de Israel que nada tenían que ver en esta rencilla. Hermanos, no se dejen controlar por la maldad y los deseos de venganza, más bien, si alguien le lastima sea de palabra o de hechos, extienda su perdón y deje todo en las manos del Señor. El apóstol Pablo en su carta a los Romanos dice: “… no busquen la venganza, sino dejen que Dios se encargue de castigar a los malvados. Pues en la Biblia Dios dice: A mí me toca vengarme. Yo le daré a cada cual su merecido». Romanos 12:19. Y, sobre todo, “No se dejen vencer por el mal. Al contrario, triunfen sobre el mal haciendo el bien”. Romanos 12:21.