JUECES 5

04/05/2021

HIMNO DE ALABANZA A DIOS.

4 SEÑOR, cuando saliste de Seir y marchaste por los campos de Edom, la tierra tembló, y los cielos nublados derramaron lluvias torrenciales. 5 Las montañas temblaron ante la presencia del SEÑOR, Dios del monte Sinaí, ante la presencia del SEÑOR, Dios de Israel. 20 Desde el cielo lucharon las estrellas; las estrellas en sus órbitas pelearon contra Sísara. 21 El río Cisón arrasó con ellos… ¡Marcha hacia adelante con valor, alma mía! 31 ¡SEÑOR, que todos tus enemigos mueran como Sísara; pero los que te aman, ¡que se levanten como el sol cuando brilla con toda su fuerza! … NTV.

Con regularidad, cuando las personas se destacan y logran grandes triunfos en sus vidas, se regocijan grandemente y contagian con su alegría a todas las personas que se encuentran a su alrededor. Invitándoles a festejar sus logros y triunfos obtenidos. En el pasado, el pueblo hebreo, tras derrotar al ejército de Sísara, se regocijó grandemente y elevó cánticos a su eterno Creador, Él que les había dado la victoria sobre sus enemigos.

Débora jueza de Israel y Barac comandante del ejército hebreo, después de que el Señor hubo derrotado a Sísara y su ejército cananeo, compusieron un himno de alabanza en honor a su Creador. Este himno fue transmitido a los cantores del antiguo Israel y luego a toda la nación, para que unánimes glorifiquen al Dios todo poderoso, que les había dado la victoria y la salvación. El himno que compusieron Débora y Barac, no fue el primer himno de regocijo y celebración del pueblo hebreo, ya que Moisés celebró el cruce del mar Rojo con himnos, y el descubrimiento de agua en el desierto incitó al pueblo a cantar. Además, Moisés le enseñó un cántico a Israel mientras se preparaba para dejarlos.

Sísara comandante del ejército de una de las ciudades cananeas, había oprimido a los israelitas sin piedad durante veinte años. Tras esos veinte años, el eterno Creador levantó a Débora y Barac para que lideren al ejército israelí en contra de Sísara. En esta batalla, el Señor desplegó su poder en contra de los ejércitos cananeo, las montañas temblaron ante su presencia. El Creador derramó una lluvia torrencial sobre sus enemigos, la cual arrasó con todo el ejército cananeo, dándoles de esa forma la victoria a su pueblo amado.

Para Débora y Barac, el anuncio más grande de la obra de Cristo en la historia fueron las promesas cumplidas cuando Israel salió de Egipto y viajó a la Tierra Prometida. El brazo poderoso de Dios humilló al faraón y dividió el mar; la estremecedora voz de Dios llamó a Israel a convertirse en su pueblo santo en el monte Sinaí; la nube en forma de pilar durante el día y de fuego por la noche guió la marcha hacia el hogar a través de Edom, pasado el monte Seír. Ese mismo Dios sólo tuvo que agitar su mano contra Sísara para que las encapotadas nubes arrojaran torrentes de lluvia sobre la “segura” victoria cananea, haciendo que las aguas impetuosas del Cisón arrastraran a los carros y a sus conductores hasta el trono del juicio de Dios. Este himno no fue de vanagloria humana, sino es un canto de alabanza al Señor, al Dios del pacto con Israel.

Queridos hermanos, en el pasado, el pueblo hebreo bajo la dirección de Débora y Barac, elevó un himno de alabanza al Creador, por librarles de la opresión de Sísara. El mundo entero durante muchos años, vivió bajo la opresión del pecado, pero esta opresión fue vencida gracias al sacrificio de Cristo Jesús en la cruz del calvario. Por esta libertad que el Señor dio al mundo, merece ser alabado y glorificado por toda la humanidad. Hermanos, las canciones de alabanza centran nuestra atención en Dios, nos dan una salida para una celebración espiritual y nos recuerdan la fidelidad de Dios y su carácter. Nosotros debemos ser agradecidos por la libertad que Cristo nos da, debemos alabar y glorificar su santo nombre todos los días hasta el fin de nuestros días en esta tierra.