DEUTERONOMIO 22

02/03/2021

HONRADEZ, BONDAD Y HONESTIDAD

1 Si encuentras deambulando por ahí el buey, la oveja o la cabra de tu vecino, no abandones tu responsabilidad. Devuelve el animal a su dueño. 2 Si el dueño no vive cerca o no sabes quién es, llévalo a tu casa y quédate con él hasta que el dueño vaya a buscarlo. Cuando eso suceda, debes devolvérselo. 3 Haz lo mismo si encuentras el burro, la ropa o cualquier otra cosa que tu vecino haya perdido. No abandones tu responsabilidad. NTV.

La honradez, la bondad y la honestidad son valores indispensables que deben conservar todas las personas alrededor del mundo, pero estos valores, en la mayoría de las personas van desapareciendo con el pasar de los años. El eterno Creador a través de sus ordenanzas al pueblo hebreo, instruyó acerca de estos valores para que todo el pueblo los conservara en su convivencia en la tierra que estaban a punto de heredar. A través de la conservación de estos valores mostrarían su obediencia a Él.

Dios demanda de sus seguidores mantener la honradez, la bondad y la honestidad con las personas que están a su alrededor. Honradez, bondad y honestidad, no solo es no mentir, o no robar, estos valores van más allá. El Creador instruyó a su pueblo para que vele por los intereses de su prójimo, por eso les dijo que: si se encontraban con un animal extraviado vagando por el camino o por el prado, que debían acoger al animal y buscar al dueño para devolvérselo. A través de esta ordenanza, Dios le dio una responsabilidad al pueblo hebreo, ellos tenían que rescatar al animal extraviado, cuidarlo, alimentarlo y buscar al dueño para devolvérselo íntegro en sus manos. Esta ordenanza no debía ser aplicada solo en los animales extraviados, sino debía ser aplicado en todas las cosas.

Bajo esta instrucción, el pueblo hebreo, si encontraba algo tirado en el camino debía recogerlo y buscar al dueño para devolvérselo, eso es la honradez, la bondad y la honestidad que Dios demandaba de ellos. En la sociedad actual, esta ordenanza no es cumplida, pues la mayoría de las personas se dejan llevar por la envidia y la codicia más que por la honradez y la honestidad. Debemos considerar que la mentalidad del mundo casi siempre va en contraste a las ordenanzas del Creador, pues la filosofía y la regla del mundo ante esta ordenanza es: «lo que te encuentres es tuyo». Por esta filosofía la mayoría de las personas al encontrar alguna pertenencia de valor tirado en la calle difícilmente buscan al propietario para devolvérselo, más bien lo ocultan para quedárselo.

Los cristianos deben reconocer que Dios se interesa en todos los aspectos de la vida de las personas que ha redimido. Con el Señor, la vida de los redimidos no se divide en: santa y secular como muchos cristianos piensan, para el Señor, su redimido siempre debe vivir en una correcta santidad, cumpliendo cada una de las ordenanzas dadas por Él en su bendita palabra, respetando las pertenencias de su prójimo. Estas ordenanzas aparentemente insignificantes les proporcionaron a los israelitas maneras prácticas para demostrar lo que Jesús resumió como la segunda tabla de la ley: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:39).

Queridos hermanos, quizás nosotros no hayamos robado las pertenencias de otra persona, o no hayamos dejado abierta la puerta de uno de nuestros vecinos, pero Dios no sólo quiere que nos abstengamos de hacer lo malo, sino también que estemos atentos a hacer lo bueno. Dios quería que su pueblo extendiera su bondad más allá de los cómodos límites de los que nos aprecian, o de los que se parecen a nosotros, Dios quiere que nuestra honradez, honestidad Y bondad se extiendan para todas las personas que están a nuestro alrededor. Hermanos, si nosotros encontramos alguna pertenencia tirada en la calle, transporte público, parques, o en cualquier otro lugar, no nos quedemos con ellas, más bien tratemos por todos los medios en contactarnos con el dueño de la pertenencia. Estas acciones de buena voluntad hacia los demás demuestran que tenemos un corazón que está en armonía con la voluntad de nuestro amado Creador.