LEVÍTICO 26

LAS ORDENANZAS DE DIOS.

15 … si rompen mi pacto al rechazar mis decretos, al tratar mis ordenanzas con desprecio y al rehusar obedecer mis mandatos, 16 yo los castigaré. Traeré sobre ustedes terrores repentinos: enfermedades debilitantes y altas fiebres … 40 Sin embargo, al fin mi pueblo confesará sus pecados y los pecados de sus antepasados por traicionarme y por ser hostiles hacia mí. 45 … me acordaré de mi antiguo pacto con sus antepasados, a quienes saqué de la tierra de Egipto a los ojos de todas las naciones, para ser su Dios. Yo soy el SEÑOR. NTV.

La mayoría de los padres, ponen normas y reglas a sus hijos. Estas reglas, son elaborados con el propósito de poder controlar el normal y el correcto desenvolvimiento de sus hijos dentro y fuera del hogar. Cuando las reglas impuestas son cumplidas a cabalidad, los padres se sienten satisfechos y bendecidos con sus hijos. En cambio, cuando las reglas son quebrantadas, los padres, buscan la manera de corregir a sus hijos a través de la disciplina, para que no sigan en el camino de la desobediencia, quebrantando las reglas y la autoridad de ellos.

El eterno Creador, como padre protector y proveedor de la nación de Israel. En el pasado dio una serie de reglas en el monte Sinaí, las cuales los israelitas las debían poner en práctica. La obediencia a los decretos dados, traería grandes bendiciones para la nación. En cambio, la desobediencia traería la ira del Creador sobe el pueblo. Ir en contra de los decretos dados, era rechazar la voluntad de Dios, el cual les había rescatado de la esclavitud en Egipto.

Dios a través de Moisés, dio a conocer al pueblo hebreo, las consecuencias de desobedecer a sus decretos y ordenanzas. Los castigos a la desobediencia incluirían terror repentino, enfermedades, hambruna, muerte, guerra, destierro y desolación sobre toda la nación. A través de esta lista de castigos, el Creador quería prevenir a su pueblo para que no caiga en la desobediencia, quería que su pueblo viviera en completa obediencia a sus decretos para llenarlos de bendiciones.

Si , Israel a pesar de saber las consecuencias de la desobediencia, persistían en seguir adelante con su rebeldía a las ordenanzas, Dios les advirtió que el castigo sería siete veces más severo que el primero. Este número servía para recordarles que esos castigos les venían porque habían roto el pacto con el Creador. A través de estos castigos, Dios no deseaba aniquilar a su pueblo, más bien deseaba que su pueblo llegue al arrepentimiento de su rebelión, reconozca su pecado en contra de su creador y viva. Por lo tanto, si su pueblo rebelde confesaba sus pecados, mostrando verdadero arrepentimiento y sincero deseo de cambiar su vida, Dios misericordiosamente se iba a acordar del pacto que hizo con Abraham. Un pueblo desobediente tendría que pagar por el pecado de rechazar las leyes de Dios. Sin embargo, por su pacto de gracia, Dios no los iba a destruir completamente.

Queridos amigos, a pesar de que este mundo vivió hundido en la maldad y la desobediencia a sus ordenanzas, Dios por su fidelidad a su promesa hecha en el período del antiguo testamento, se acordó de su pacto, cuando envió a su Hijo amado a este mundo para que sea el Salvador de toda la humanidad. Dios por su gran amor y misericordia, sigue pacientemente esperando que la humanidad reconozca su pecado, llegue a un sincero arrepentimiento y vuelva al camino de la obediencia de sus ordenanzas. Amigo, si usted todavía no se ha arrepentido de su desobediencia a las ordenanzas del Creador, le invito a que lo haga en este momento. A través de una oración, con un corazón quebrantado y humillado, confiese sus pecados, acepte a Cristo Jesús en su corazón Y Él le dará el perdón de sus pecados y le dará la entrada a la morada del reino Celestial.