LEVÍTICO 2.

OFRENDAS SAZONADAS.

1 Cuando presentes grano como una ofrenda al SEÑOR, deberá ser de harina selecta. Derramarás sobre la harina aceite de oliva, la rociarás con incienso 8 Cualquiera que sea la forma en que se prepare la ofrenda de grano para el SEÑOR, la llevarás al sacerdote, quien la presentará en el altar. 9 El sacerdote tomará una porción representativa de la ofrenda de grano y la quemará sobre el altar. Es una ofrenda especial, un aroma agradable al SEÑOR. 13 Sazona con sal todas tus ofrendas de grano, para acordarte del pacto eterno de Dios…. NTV.

En algún momento de su vida, ¿Usted ha probado alimentos preparados sin sal?, ¿Cuál fue su experiencia al probar?, Para la mayoría de las personas la experiencia de comer alimentos preparados sin sal es desagradable, pues los alimentos sin sal, muchas veces son insípidos e insaboros. Sin duda, la sal es el condimento que da sabor y sazón a las comidas, por eso, casi ninguna persona por propia voluntad desea comer alimentos sin sal. El eterno Creador, dijo a Moisés, que cuando el pueblo hebreo presente ofrendas de granos al Señor, estas debían estar sazonadas con sal.

El Creador, dio instrucciones a Moisés, acerca de la correcta presentación de las ofrendas de granos en el altar de sacrificios para Dios. Las ofrendas de grano no debían ser simples, tenían que cumplirse ciertas instrucciones antes de entregar al sacerdote, para que posteriormente sea ofrecido en el altar al Señor. Los granos, debían ser los mejores frutos de la cosecha, los mejores granos, salpicados con aceite de oliva, rociada con incienso y sazonadas con sal. Recordemos que Caín en el pasado, ofreció a Dios, los granos de su cosecha, pero no fueron los mejores frutos de la cosecha de Caín, por eso el Señor no le recibió con agrado. Si algo se ofrece al Señor como ofrenda de gratitud, debe ser lo mejor, de calidad, no lo que sobre, o lo que usted no desee.

En el antiguo testamento, las ofrendas de animales representaban la importancia de la total dedicación personal al Señor, en tanto que las ofrendas de grano simbolizaban que también todo el fruto del trabajo del hombre debe ser consagrado al Señor. Al ofrendar los animales de sus rebaños y los granos de sus cosechas, el pueblo hebreo reconocía que todo, absolutamente todo, provenía de las manos amorosas del Creador y debían ser consagrados a Él. Con las ofrendas de grano, el adorador también expresaba su gratitud a Dios, el Dador de todo, y demostraba visiblemente su sometimiento a Dios.

En la actualidad, la mayor parte de las personas, no se dedican al cuidado o a la crianza de animales, ni tampoco a la agricultura como actividad económica, pero se dedican a otra clase de actividades para generar recursos económicos para su sustento diario. Cual sea la actividad económica que realicen las personas, deben reconocer que provienen de las manos del Señor, por ende, deben presentarlas como ofrenda de amor y gratitud por sus provisiones. Con la llegada del Señor a este mundo, la perspectiva de entrega de ofrendas a Dios fue transformada. El creyente de hoy, no debe presentar ofrendas de sacrificios de granos o de animales para expresar su adoración y su estrecha relación con el Creador. La ofrenda del creyente de hoy debe ser, su obediencia, y su entrega total a las obras de Dios.

Queridos hermanos, en el pasado, Dios estableció la forma adecuada de presentar las ofrendas en el altar, para que estas sean de olor fragante en su presencia. Al cumplir estas demandas, el ofrendante demostraba su adoración, su amor y su completa obediencia a su Creador. Hermanos, al presentar nuestras ofrendas de amor a Dios, debemos analizar primero el interior de nuestro ser, analizar nuestro corazón, para que no haya impedimentos de que nuestras ofrendas sean de olor fragante en su presencia. Nuestras ofrendas deben estar condimentadas con: nuestra gratitud, amor, obediencia, sobre todo, con la alegría de darle al Señor para el crecimiento de su reino.