Jesus Is Life

GÁLATAS 2. HIPOCRESÍA CRISTIANA

GÁLATAS 2. HIPOCRESÍA CRISTIANA

Gálatas 2:11 Pero, cuando Pedro llegó a Antioquía, tuve que enfrentarlo cara a cara, porque él estaba muy equivocado en lo que hacía. 12 Cuando llegó por primera vez, Pedro comía con los gentiles que son cristianos, quienes no estaban circuncidados. Pero después, cuando llegaron algunos amigos de Santiago, Pedro no quiso comer más con esos gentiles. Tenía miedo a la crítica de los que insistían en la necesidad de la circuncisión. 13 Como resultado, otros cristianos judíos imitaron la hipocresía de Pedro, e incluso Bernabé se dejó llevar por esa hipocresía. NTV.

Un gran número de cristianos tienen miedo de ser rechazados por las personas inconversas, por eso cuando están lejos de ellos, practican fielmente las enseñanzas de Jesucristo, pero cuando están cerca de ellos, abandonan su fe y se comportan al igual que los inconversos, como si nunca hubiesen aceptado el mensaje de la cruz en sus corazones. Esta conducta no es propia de un verdadero seguidor de Jesucristo, ya que el verdadero cristiano, no se deja influenciar por las opiniones, o el qué dirán de las personas inconversas, cuando lo vean practicando las enseñanzas de Cristo abiertamente. Todos los que practican su fe en Jesucristo solo cuando están lejos de los inconversos son hipócritas, y todos los hipócritas serán rechazados por el Señor cuando lleguen a su presencia.

El temor del que dirán las personas, también lo sintió el apóstol Pedro. En los primeros días de su estadía en Antioquía, el apóstol Pedro guardaba una estrecha relación con los gentiles que habían alcanzado la salvación y la vida eterna en Cristo. Pedro compartía la mesa con los nuevos miembros de la iglesia, en el pleno goce de la libertad alcanzada en el sacrificio de Cristo. Por tradición judía, el apóstol no debía hacer tal cosa, pues no se le era permitido a los judíos, estrechar amistades con los gentiles y menos compartir la mesa. Pero todo esto de las tradiciones judías habían quedado atrás con el sacrificio de Jesucristo, ahora todos los que aceptaban el mensaje de la cruz, tenían una misma ciudadanía y ya no eran más diferentes. Bajo el mensaje de la cruz, Pedro podía guardar comunión y compartir la mesa con los gentiles que habían aceptado a Cristo sin ninguna clase de temor y así lo estaba haciendo.

El adecuado comportamiento de Pedro, cambió cuando algunos judíos de Jerusalén bajaron a Antioquía. Este grupo de hombres afirmaban representar a Jacobo, quien era uno de los líderes de la iglesia de Jerusalén, Estos hombres eran cristianos judíos que seguían aferrados a ciertas observancias legales de las leyes del Antiguo Testamento y muchas otras tradiciones propias de su pueblo. Cuando este grupo llegó, Pedro dejó de tener comunión con los gentiles, porque tenía miedo de que las nuevas de su conducta llegasen a la facción legalista en Jerusalén. Al actuar así, estaba negando una de las grandes verdades del evangelio que todos los creyentes son uno en Cristo, y que las diferencias nacionales no afectan a la comunión con Cristo. Esta conducta reprochable de Pedro, fue seguida por otros creyentes judíos, incluyendo Bernabé, el valioso colaborador del apóstol Pablo. Pedro pese al conocimiento del evangelio y la voluntad de Cristo, prefirió guardar su testimonio entre los judíos que decían ser cristianos, pero en realidad no lo eran, porque para ellos, lo importante era practicar las tradiciones judías antes que practicar las enseñanzas impartidas por Jesucristo.

Queridos hermanos. No debemos dar importancia a lo que las personas inconversas puedan pensar de nosotros por nuestra fe en Jesucristo. Sin temor, debemos practicar las enseñanzas de Jesucristo abiertamente, y si por ello, los inconversos nos aíslan del grupo, que lo hagan. Lo único que nos debe de importar es que Jesucristo no nos aísle del reino de los cielos. La aprobación de los hombres es momentánea, pero la aprobación de Dios es eterna, y tiene una maravillosa promesa de herencia futura. Hermanos. No llevemos una vida de hipocresía, mantengamos nuestra fe en el Unigénito Hijo de Dios en todo momento y en todo lugar. Por su puesto, esto no será fácil, pero tendremos la fortaleza de Dios de nuestro lado, Él nos ayudará a reflejar la vida de Su amado hijo Jesucristo delante de los hombres inconversos, sin ninguna clase de temor o vergüenza.

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