EL CUERPO DE CRISTO
EL CUERPO DE CRISTO
1 CORINTIOS 12:12 El cuerpo humano tiene muchas partes, pero las muchas partes forman un cuerpo entero. Lo mismo sucede con el cuerpo de Cristo. 13 Entre nosotros hay algunos que son judíos y otros que son gentiles; algunos son esclavos, y otros son libres. Pero todos fuimos bautizados en un solo cuerpo por un mismo Espíritu, y todos compartimos el mismo Espíritu. 14 Así es, el cuerpo consta de muchas partes diferentes, no de una sola parte. 18 … y Dios ha puesto cada parte justo donde él quiere. 22 De hecho, algunas partes del cuerpo que parecieran las más débiles y menos importantes, en realidad, son las más necesarias. 27 Todos ustedes en conjunto son el cuerpo de Cristo, y cada uno de ustedes es parte de ese cuerpo. NTV.
El cuerpo humano está formado por órganos, tejidos y células. Estas al unirse, a la vez forman las diferentes partes más complejas del cuerpo humano; como los ojos, la nariz, los oídos, la boca, las extremidades, los diferentes aparatos y sistemas. El normal funcionamiento del cuerpo, depende del normal funcionamiento de cada uno de estos miembros, si alguno de ellos empieza a fallar, todo el cuerpo empieza a fallar, esto se debe a que los miembros del cuerpo humano están entrelazados entre sí. Los miembros a pesar de ser diferentes y cumplir funciones específicas, actúan armónicamente como una unidad, tal como el eterno Creador lo diseñó en el principio de la creación del ser humano.
Al igual que el cuerpo humano está compuesto por diferentes partes o miembros, la iglesia de Cristo, está compuesto por diversidad de personas que llegaron a los pies de Cristo, y entregaron sus vidas a Él. Cada redimido al aceptar a Jesucristo como su Señor y Salvador, llega a formar parte del cuerpo de Cristo, que tiene su propio trasfondo, así como habilidades, talentos y dones dados por el Espíritu Santo. Es muy fácil que esas diferencias causen una división dentro de la iglesia, pero al igual que los diferentes miembros del cuerpo humano trabajan armónicamente, los miembros del cuerpo de Cristo deben trabajar armónicamente, cumpliendo la función que el Espíritu Santo les ha delegado dentro de la iglesia.
Todos los creyentes al aceptar a Jesucristo en su corazón, son bautizados por el Espíritu Santo de Dios, forman parte de un cuerpo de creyentes, la iglesia, por eso debe haber una armonía entre sí. El creyente en su bautizo por el Espíritu Santo, no pierde su identidad personal, sino que posee una unidad en Cristo a pesar de seguir siendo individuos. Cuando una persona se hace cristiana, el Espíritu Santo hace en ella su residencia y viene a nacer dentro de la familia de Dios. Tras la conversión de la persona, la tercera persona de la divinidad, llena completamente su ser, y como miembros de la familia de Dios, están en capacidad de tener intereses diversos, así como también dones diferentes, sin dejar de tener una misma meta.
Como todos son bautizados por el mismo Espíritu Santo, ningún miembro de la iglesia de Cristo, es más importante que el otro, todos son igual de importantes, porque cumplen funciones específicas e importantes delegados por el Espíritu de Dios. Por esta importancia de función que tiene cada miembro dentro de la iglesia, deben trabajar unánimes con un solo propósito. Con el propósito de edificarse mutuamente por medio de los dones espirituales que han recibido. También deben edificar a los que todavía no son partes de este cuerpo, y, sobre todo, trabajar unánimes para honrar y glorificar el santo nombre de su Señor y Salvador.
Queridos hermanos. Todos los que hemos alcanzado la redención somos parte del Cuerpo de Cristo. Así como el cuerpo humano es un vehículo mediante el que una persona se expresa a otros, así el Cuerpo de Cristo es el vehículo en la tierra por medio del que Él escoge darse a conocer al mundo, por eso debemos trabajar unánimes como un solo cuerpo, poniendo nuestros dones para cumplir con los propósitos que el Señor ha establecido para su iglesia. Hermanos. Todos somos igual de importantes en el cuerpo de Cristo, porque todos fuimos bautizados por el mismo Espíritu, al igual, cumplimos funciones específicas y relevantes para que el cuerpo funcione con total normalidad, y cumpla su función para lo cual fue establecida en un principio. Todos debemos trabajar como un conjunto para que el nombre del Señor sea glorificado por todo alto, y por toda la eternidad.