SEMILLA DE MOSTAZA

SEMILLA DE MOSTAZA

MATEO 17:14 Al pie del monte, les esperaba una gran multitud. Un hombre vino y se arrodilló delante de Jesús y le dijo: 15 Señor, ten misericordia de mi hijo. Le dan ataques y sufre terriblemente… 16 Así que lo llevé a tus discípulos, pero no pudieron sanarlo. 18 Entonces Jesús reprendió al demonio, y el demonio salió del joven. A partir de ese momento, el muchacho estuvo bien. 19 Más tarde, los discípulos le preguntaron a Jesús en privado: ¿Por qué nosotros no pudimos expulsar el demonio? 20 Ustedes no tienen la fe suficiente les dijo Jesús. Les digo la verdad, si tuvieran fe, aunque fuera tan pequeña como una semilla de mostaza, podrían decirle a esta montaña: “Muévete de aquí hasta allá”, y la montaña se movería. Nada sería imposible. NTV.

La semilla de mostaza es una de las semillas más pequeñas en comparación al resto de semillas existentes en la naturaleza. En cierta ocasión, Jesucristo tomó esta semilla como ejemplo para comparar la fe que habían mostrado nueve de sus discípulos. Estos nueve discípulos, pese al tiempo que habían permanecido junto a Él, escuchado sus enseñanzas y presenciado sus señales asombrosas, la fe que tenían no se asemejaba ni al tamaño de la semilla de mostaza. Este llamado de atención lo hizo el Señor cuando en su ausencia, nueve de sus discípulos no habían podido expulsar a un demonio que atormentaba gravemente a un joven.

Jesucristo con tres de sus discípulos se había apartado de la muchedumbre para orar a su Padre. En su ausencia, un padre de familia había llevado a su hijo endemoniado para que le sanen, pero los nueve discípulos que se habían quedado, no habían podido expulsar al demonio que atormentaba al joven. Por eso cuando Jesucristo volvió a ellos, el padre de familia se acercó a Jesucristo, se arrodilló y le pidió que sanara a su hijo, también le dio a conocer que sus discípulos no lo habían podido sanar. Ante el profundo clamor del padre de familia, Jesucristo tuvo misericordia y expulsó al demonio que atormentaba al joven, e inmediatamente fue sanado. Más tarde, los discípulos preguntaron a su Maestro, por qué ellos no habían podido expulsar al demonio en esta oportunidad.

Jesucristo con anterioridad había dado a sus discípulos el poder y la autoridad para sanar enfermos, expulsar demonios y hacer señales milagrosas. Los discípulos con esta autoridad, en otras oportunidades habían podido expulsar demonios, pero en esta oportunidad no lo habían podido hacer, por eso era la inquietud que tenían. Jesús les dijo que era debido a su falta de fe. Se refería a la fe de ellos en su promesa, no a la confianza en Él como el Unigénito Hijo de Dios. Los discípulos tenían fe en Jesucristo, pero en esta ocasión, la fe de ellos en la autoridad que Él les dio era minúscula, por eso no habían podido expulsar a este demonio ya que era más fuerte y violento. Esto es algo muy común entre los creyentes en la actualidad, algunos creyentes confían en Jesucristo como su Señor y Salvador, pero su fe desvanece ante el fiel cumplimiento de las promesas del Señor para sus vidas.

Jesús no condenó a los discípulos por su falta de fe, sino que les mostró cuán importante sería la fe en su ministerio futuro. También les mostró que si su fe era del tamaño de una semilla de mostaza, no tendrían límites para cumplir su ministerio de manera eficiente. La semilla de mostaza es más pequeña de lo que uno se puede imaginar. Una fe pequeña hubiera sido suficiente para que los discípulos pudiesen expulsar al demonio, pero en ese preciso instante que trataron de ayudar al joven, su fe ni siquiera se asemejaba al tamaño de la semilla de mostaza.

Queridos hermanos. Tener fe Jesucristo y en sus promesas, aunque sea del tamaño de una semilla de mostaza es importante para nuestra vida cristiana. Pero en ocasiones, nuestra fe en Jesucristo y sus promesas ni siquiera se asemejan a la semilla de mostaza, por eso nos afligimos fácilmente ante las tribulaciones, pues no tenemos fe en el poder de nuestro Señor para liberarnos de esas tribulaciones. Por nuestra falta de fe, en muchas ocasiones también no obtenemos la respuesta de Dios a nuestras oraciones, pues cuando oramos dudamos en que Dios nos va dar la respuesta que anhelamos. Hermanos. Procuremos que nuestra fe cada día vaya creciendo en el cumplimiento de las promesas de Dios para nuestras vidas. Esto lo podremos lograr al mantener una estrecha relación con el Señor, dándonos tiempo todos los días para estudiar y meditar en su Palabra, al igual que para orar y darle gracias por todo.