VER Y CONOCER A DIOS

VER Y CONOCER A DIOS

Cuando un espejo está empapado, por más que nos acerquemos a él no podremos ver claramente nuestro reflejo, sino que solo veremos una imagen distorsionada de nuestro contorno. Por eso, para poder ver una imagen clara de nuestro reflejo, será necesario que limpiemos y sequemos muy bien el espejo. De igual forma que nosotros no podemos ver nuestro reflejo en un espejo empapado, en nuestra condición carnal, no podremos conocer claramente a nuestro Dios, pero todo eso cambiará cuando seamos transformados a su imagen y semejanza, libre de nuestra carnalidad. Acerca de este hecho asombroso, nos da a conocer el apóstol Pablo: «Ahora conocemos a Dios de manera no muy clara, como cuando vemos nuestra imagen reflejada en un espejo a oscuras. Pero, cuando todo sea perfecto, veremos a Dios cara a cara. Ahora lo conozco de manera imperfecta; pero cuando todo sea perfecto, podré conocerlo como él me conoce a mí». 1 Corintios 13:12. TLA.

Sin duda, todos los que hemos aceptado a Jesucristo en nuestro corazón, quisiéramos ver el rostro de nuestro Señor y conocerlo perfectamente como Él es, pero mientras estemos en este cuerpo, jamás podremos estar cara a cara con Él. Nuestro cuerpo necesita ser transformado para estar en su presencia. Además de que no podemos ver su rostro, tampoco lo conocemos perfectamente, por la misma condición de nuestro ser. Pese a que estudiemos toda la Biblia y nos aprendamos de memoria todos los versículos, jamás lo conoceremos perfectamente si nuestro cuerpo no es transformado. Pero cuando nuestro cuerpo sea transformado, nuestra mente también será transformada, y serán quitadas todas las vendas que nublan nuestra comprensión de Dios. Todo esto solo será posible cuando lleguemos a la presencia de Dios, porque antes de esa llegada, todo nuestro cuerpo será transformado en similitud a su gloria. En ese día maravilloso, todo será perfecto y podremos conocer a Dios como Él nos conoce a nosotros, y finalmente podremos ver el rostro de nuestro amado Señor.

Desde el momento que aceptamos a Jesucristo, hemos estudiado su Palabra, pero no hemos podido entender claramente todo. Muchos pasajes permanecen todavía ocultos a nuestro entendimiento, por eso no hemos podido conocer perfectamente a nuestro Señor y su voluntad. Pero todo eso cambiará en un día no muy lejano, en ese día maravilloso, todos los que hemos aceptado el sacrificio de Cristo, tendremos el privilegio de estar con nuestro amado Creador cara a cara con un cuerpo transformado e incorruptible. También, toda su Palabra nos será revelada y llegaremos a conocerlo perfectamente como Él es. Esta verdad debiera fortalecer nuestra fe, para que caminemos en completa obediencia a Su Palabra con el anhelo de estar en Su presencia.