UN LIDERAZGO DIFERENTE

UN LIDERAZGO DIFERENTE

El anhelo de toda persona es llegar a ser el hombre mas importante de todo mundo, para que la humanidad le rinda pleitesía sin ninguna clase de oposición. Este anhelo se debe a que desean tener un séquito de ayudantes y de asistentes siempre listos para acatar sus órdenes. Así mismo es para recibir favores y tratos preferenciales, en todo momento y en todo lugar. Este anhelo también se puede observar en algunos miembros de las iglesias cristianas, ya que algunos hermanos anhelan estar en lo más alto del liderazgo cristiano, ya sea para dirigir la iglesia o para ser admirados y venerados por los demás miembros de la congregación. La perspectiva humana para estar en la cabeza, es muy diferente a la perspectiva de Dios, ya que el hombre quiere estar en la cabeza para que le sirvan, pero para Dios el estar en la cabeza es para servir a las personas que están a su alrededor. Esta perspectiva de liderazgo la enfatizó Cristo Jesús a sus discípulos: “Si alguno quiere ser el primero, deberá ser el esclavo de todos. Yo, el Hijo del hombre, lo hago así. No vine a este mundo para que me sirvan, sino para servir a los demás. Vine para dar mi vida por la salvación de muchos.” Mat 20:27-28 TLA.

En el reino de los hombres, el que está en la cabeza debe ser servido por los que están debajo de ellos, pero en el reino de nuestro Señor, las cosas son totalmente diferentes. Aquí la grandeza se mide por la cantidad en la que uno sirve, y no por la medida en que se nos sirve. En su enseñanza a sus discípulos, nuestro amado Señor describió el liderazgo desde una nueva perspectiva. En lugar de aprovecharse de las personas por la posesión que ostentan, era la de servirles. Esta importante enseñanza no solo les dio de manera teórica, sino también de manera práctica, ya que nuestro Señor dejó las alturas de la gloria para venir a hacerse un hombre similar a nosotros, y no solo eso, sino que en toda su estadía terrenal siempre sirvió a su prójimo, antes de que le sirvan. Tampoco se aprovechó de su herencia divina para recibir favores o ser tratado de forma preferencial, por lo contrario, se humillo a si mismo por amor a toda la humanidad.

Un verdadero líder posee un corazón de siervo, un corazón similar a la que tuvo Jesucristo. Un corazón que siempre esté dispuesto a servir a su prójimo, valorándolo por encima de sí mismo, tomando en cuenta que al servir a su prójimo no está cumpliendo una tarea superior, sino solo lo que el Señor le demanda. No anhelemos estar en la cabeza para ser admirados, o para recibir favores y tratos especiales, en su lugar, procuremos siempre servir a nuestro prójimo en el espacio que tengamos en nuestras congregaciones, y no solo en la congregación, sino también fuera de ella. En todo lugar que estemos, tratemos de servir a nuestro prójimo de la misma forma que sirvió nuestro amado Señor a sus contemporáneos en su estadía en este mundo.