ADVERTENCIAS CONTRA LOS PECADORES

ADVERTENCIAS CONTRA LOS PECADORES

MIQUEAS 1:2 ¡Atención! ¡Que todos los habitantes del mundo escuchen! Que oiga la tierra y todo lo que hay en ella. El SEÑOR Soberano hace acusaciones en contra de ustedes; el Señor habla desde su santo templo. 3 ¡Miren! ¡Viene el SEÑOR! Sale de su trono en el cielo y pisotea las cumbres de la tierra. 5 ¿Y por qué sucede esto? Es a causa de la rebelión de Israel, sí, por los pecados de toda la nación… 6 Así que, yo, el SEÑOR, haré de la ciudad de Samaria un montón de escombros. Sus calles serán aradas para plantar viñedos. Haré rodar las piedras de sus paredes hacia el valle hasta dejar al descubierto sus cimientos. NTV.

En el pasado cuando los gobernantes deseaban dar un importante anuncio a todos sus conciudadanos, daban una orden para que todos los habitantes se reúnan en la plaza central de la ciudad. Con el pasar de los tiempos, todo eso ha cambiado, y ahora cuando los gobiernos quieren dirigirse a su pueblo, realizan una cadena televisiva y radial, de esta manera llegan con sus comunicados a todos los ciudadanos. Tal como los gobernantes convocaban a sus conciudadanos para darles un anuncio importante, en el pasado, el eterno Creador por medio del profeta Miqueas, dio su anuncio de juicio sobre la nación hebrea en presencia de todas las naciones de la tierra.

Cuando el pueblo elegido se encontraba sumergido en las profundidades del pecado, Dios levantó al profeta Miqueas para que llevase su mensaje a los reinos divididos de la nación hebrea. El reino del sur y el reino de norte caminaban en completa rebeldía contra los designios del Creador. Los reinos se habían convertido al paganismo, abandonando por completo las leyes y los mandamientos que les había dado Yahvé. Dios deseaba que estos dos reinos volviesen a los caminos de sus antepasados, a los caminos de Abraham, Isaac y Jacob. A los caminos del rey David, el penúltimo rey de toda la nación hebrea, antes de que se diera su división.

Tras la división del reino, los reinos divididos se habían vuelto uno más rebelde que el otro, en contra de los designios de Dios. En esta rebeldía, habían ido en busca de los dioses paganos de la región, para rendirles culto y adoración. La idolatría se había vuelto en una práctica constante de estos reinos, contra los cuales lucharon los profetas de Dios en diferentes épocas. Dios en el pasado ya había condenado a estos reinos por su idolatría, pero no habían aprendido la lección, más bien persistieron en seguir adorando a los falsos dioses hechas por manos humanas, por esa persistencia, la ira de Dios estaba a punto de descender sobre ellos. Pero Dios en su amor y misericordia, dio una nueva oportunidad al pueblo hebreo, por eso mostró al profeta Miqueas los acontecimientos futuros que sobrevendrían sobre los reinos de Samaria y Judá. En esta revelación, el profeta vio la destrucción eminente de estos dos reinos si no volvían a los caminos de la verdad y la justicia trazados por Yahvé.

Conforme al mandato de Dios, Miqueas se presentó ante los moradores de los reinos divididos de Israel, como el profeta enviado por el Señor de los Ejércitos Celestiales para advertirles de la tragedia futura que se avecinaba, sino se arrepentían de la vida que estaban llevando. El profeta les dijo que en el día de la ira de Dios, Él destruiría todo el reino de Samaria, dejándola completamente hecha polvo. Además, que destruiría todos los campos de viñedos, destrozaría todos los altares donde ellos acostumbraban rendir sacrificios a los dioses paganos, y por último desmenuzaría las figuras de los dioses hechas por manos humanas. Dios prometió la destrucción total del reino, si ellos no mostraban un arrepentimiento sincero de sus rebeliones.

Queridos hermanos. Las palabras de advertencias de Dios hechas en el pasado, siguen vigentes en la actualidad, pues esta generación vive sumergida en las profundidades del pecado, posiblemente mucho más que los habitantes de los reinos de Israel y Judá del pasado. Dios sigue haciendo esta advertencia porque no quiere que la humanidad vaya a la condenación en el final de los días. Amigo, Pese a que no crea en la existencia de Dios, o no crea en las palabras de advertencia que se encuentran en las Sagradas Escrituras, no le eximirá de ser parte de este juicio en el final de los tiempos. Por eso, para que no sea sorprendido en ese terrible día, es mejor que escuche estas palabras de advertencia que Dios le está haciendo en este preciso instante. Arrepiéntase de sus pecados, y entregue su vida a Cristo Jesús.