IMPASES Y ACUERDOS

IMPASES Y ACUERDOS

Es muy común que las personas tengan algún altercado con su prójimo, o tengan alguna deuda económica que no han podido saldar. En estos casos, si el ofensor o el deudor no busca la manera de llegar a un acuerdo, la víctima o el prestamista, está en todo su derecho de tomar acciones en contra de esas personas, y acudir a un tribunal de justicia para que dé solución a este conflicto. Ante esta posible situación que pueda darse en la vida de sus seguidores, Cristo Jesús les dio el siguiente consejo: “Si alguien te acusa de haberle hecho algo malo, arregla el problema con esa persona antes de que te entregue al juez. Si no, el juez le ordenará a un policía que te lleve a la cárcel.” Mateo 5:25 NTV.

En los tiempos de Jesús, si una persona era acusada de haber hecho algo malo contra a su prójimo, inmediatamente debía buscar a su acusador para tratar de solucionar esa situación, ya que si no lo hacía de manera inmediata, el acusador podía llevar su caso ante los jueces de la nación. Al igual, si una persona no podía pagar sus deudas, irremediablemente iba a la cárcel hasta que la deuda fuera saldada. A menos que alguien pagara la deuda, el prisionero moría preso. Por eso era imprescindible que se trate de solucionar las acusaciones o las deudas, antes de que sean denunciadas en los tribunales de justicia, ya que si pasaban a esa instancia, el acusado o el deudor, corría el peligro de ser encarcelado para siempre.

Para que nosotros no caigamos en este terrible problema, Jesús nos pide que tratemos de resolver nuestras diferencias con nuestro prójimo antes de que su cólera cause más problemas. Para nosotros siempre será mejor conciliarnos con nuestros acusadores o con nuestros prestamistas, antes que incurrir en el riesgo de ser llevados al juicio. Si esto sucede, seguramente perderemos y serremos sentenciados a una condena más severa. Además, llegar a un acuerdo con nuestro prójimo, no solo nos puede salvar de ser arrestados, e ir a la cárcel, sino también nos puede liberar de cualquier condenación por parte de nuestro amado Padre celestial

El consejo de nuestro Señor, no solo se puede aplicar a los acusados o deudores, sino también a los agraviados y a los prestamistas, ya que todos deben tratar de solucionar los inconvenientes que tengan con su prójimo antes de correr a los tribunales de justicia exigiendo reparación por daños y perjuicios. Para nosotros como seguidores de Cristo, no es bien visto que estemos demandando a nuestros hermanos en Cristo, o seamos demandados por ellos en los tribunales de justicia. Por eso antes de acudir a estas instancias, debemos hacer todo lo posible para tratar de solucionar nuestros impases con nuestro prójimo. Siempre debemos tratar que nuestros conflictos no lleguen a la luz pública.