REDIMIENDO EL TIEMPO

REDIMIENDO EL TIEMPO.

Postergar nuestras actividades para mañana o para algún otro día, es lo mejor que sabemos hacer los hombres. Siempre estamos postergando las actividades que no queremos hacer, o las que pensamos que son complicadas. En esto de postergar, en algunas ocasiones también incluimos las buenas acciones para con nuestro prójimo, e incluso, nuestro servicio a Dios. Postergamos estas actividades pensando erróneamente que el día de mañana seguiremos viviendo con la misma plenitud que vivimos el día de hoy. Esta manera de pensar, la tenemos que desechar de nuestra mente, ya que nuestra vida futura es incierta. Hoy tenemos salud y vida, pero el día de mañana no sabemos si despertaremos de nuestro sueño, o nos quedaremos atrapados en él para siempre. Como no sabemos los días de nuestra vida, debemos aprovechar cada día al máximo, cumpliendo los propósitos que tiene Dios para nosotros. Aprovechando siempre las oportunidades diarias para adorarle y servirle de todo corazón. Efesios 5:16.