CRONÓMETRO MENTAL EN NUESTRAS CONVERSACIONES
CRONÓMETRO MENTAL EN NUESTRAS CONVERSACIONES.
Alguno de nosotros tenemos una habilidad innata para interrumpir a las personas cuando toman la palabra, pues nos gusta ser el centro de atención, nos gusta que las miradas de las personas estén sobre nosotros. Con ese deseo, no paramos de hablar, ni damos oportunidad a que las demás personas expresen sus ideas.
Cuando hablamos demasiado y escuchamos poco, damos a entender a las demás personas, que nuestras ideas son mucho más importantes que la de ellas. El apóstol Santiago con sabiduría nos aconseja revertir ese proceso, “Mis amados hermanos, quiero que entiendan lo siguiente: todos ustedes deben ser rápidos para escuchar, lentos para hablar y lentos para enojarse” Santiago 1:19 NTV.
Uno de los aspectos importantes de la fe genuina en Cristo, debe ser una disposición para escuchar a los demás. Una disposición para quedarnos en silencio y analizar cada una de las ideas que otros puedan estar expresando. El quedarnos en silencio, prestando toda la atención posible, nos puede ayudar a actuar conforme a lo que sabemos que es la verdad, y así, no meternos en problemas con nuestras palabras apresuradas, que son frecuentes cuando no nos detenemos a escuchar.
Nuestro amado Dios, en su eterna sabiduría nos ha dado una lengua, pero dos oídos, para que podamos oír de los demás dos veces tanto como hablamos. Como seguidores de Cristo debemos empezar a controlarnos cuando hablemos, poniéndonos un cronómetro mental en nuestras conversaciones, para así saber cuándo debemos callar y dar paso a las demás personas para que puedan expresarse. Cuando los demás se expresen, pongamos toda nuestra atención a lo que ellos tengan que decir, hagámosles sentir que son valiosos sus puntos de vista y sus conceptos para nosotros.