EL ENOJO DE DIOS, NO ES ETERNO
EL ENOJO DE DIOS, NO ES ETERNO.
ISAÍAS 54:7 Por un breve instante te abandoné, pero con gran compasión te recibiré de nuevo. 8 En un estallido de enojo aparté de ti mi rostro por un poco de tiempo. Pero con amor eterno tendré compasión de ti dice el SEÑOR, tu Redentor. 9 Así como juré en tiempos de Noé que nunca más permitiría que un diluvio cubra la tierra, ahora también juro que nunca más me enojaré contigo ni te castigaré. 10 Pues las montañas podrán moverse y las colinas desaparecer, pero aun así mi fiel amor por ti permanecerá; mi pacto de bendición nunca será roto dice el SEÑOR, que tiene misericordia de ti. NTV.
El dominio propio, es una virtud que la mayoría de hombres no han logrado cultivar por mas que lo han intentado. Para muchos, se ha hecho algo imposible el poder manejar sus impulsos, su enojo y su rabia, ya que fácilmente pierden los estribos, y explotan con total facilidad contra las personas impertinentes, e insensatas. En algunos, la ira y el enojo es pasajero, pero en otros es duradero, en contraste a este último grupo de hombres, el enojo y la ira de Dios no permanecen para siempre, ya que Su amor y misericordia las desvanece. Por las constantes rebeliones del pueblo hebreo, Dios se enojó contra ellos, hasta el punto de que apartó Su mirada de ellos, y los dejó a merced de los ejércitos de las naciones paganas. Sin el cuidado y la protección Divina, Israel fue presa fácil para todos sus enemigos, los cuales aprovecharon y lo atacaron severamente.
Pero la ira de Dios contra su pueblo no permaneció para siempre y esto lo hizo saber por medio del profeta Isaías. Dios dijo a su pueblo que en un estallido de enojo había apartado Su rostro de ellos, pero que esto no sería para siempre sino por un breve tiempo. Transcurrido el tiempo determinado, Dios les prometió que, por su amor eterno, tendría compasión y volvería su rostro hacia ellos. Por su puesto, el castigo de Dios contra su pueblo hebreo era algo justo y necesario, además estaba conforme a la ley de la justicia Divina, pero pese a todo eso, Su amor sería más grande para redimirlos y perdonarlos de todas sus rebeliones. El amor de Dios es más profundo, más ancho, más alto y más grande de lo que los seres humanos pudieran esperar, por eso, Él está dispuesto a perdonar a todos aquellos que se acerquen con un corazón quebrantado a Él, esto lo hizo posible mediante el sacrificio de su amado Hijo. ¿Qué amor puede haber más grande que el que Dios enviara a su único Hijo a redimir al mundo? Él no lo envió cuando su pueblo era bueno y fiel sino cuando era rebelde e infiel.
Dios además prometió a su pueblo elegido que por Su amor eterno tendría compasión. Para enfatizar esta promesa, les recordó el juramento que había hecho con Noé después del diluvio. Cuando Noé y su familia salieron del arca, Dios les juró que nunca más volvería a destruir la tierra con un diluvio de la manera como lo había hecho. Así como había cumplido ese juramento hasta ese momento, también cumpliría el juramento de que nunca más se volvería a enojar terriblemente contra su pueblo, ni que lo castigaría de tal manera que lo había hecho. También le aseguró que las montañas podrán moverse y las colinas desaparecer, pero aun así Su fiel amor por su pueblo permanecería para siempre. Que nunca destruiría su pacto de amor como las de bendición. Uno de los atributos principales de Dios, es su inmutabilidad, esto quiere decir que Dios no cambia, permanece igual por siempre, los atributos de Dios son eternos, los atributos de Dios no aumentan ni disminuyen. Gracias al atributo de la inmutabilidad de Dios, el creyente puede estar seguro de que el amor de Dios por él, no desvanecerá.
Queridos hermanos. Dios creó este mundo con su más profundo amor, pero a pesar de eso, el mundo se ha ido en contra del amor de su Creador, en contra de Su voluntad, es en esto, en el que se aplica la inmutabilidad de Dios. A pesar de que el mundo no lo ame, el amor de Dios por su creación permanece igual que al inicio de la creación, y su amor permanecerá igual por toda la eternidad. Las montañas podrán moverse y las colinas desaparecer, pero el amor de Dios por todos aquellos que han recibido el sacrificio de su Hijo no desaparecerá. Hermanos. El amor de Dios es eterno, pero también lo es su justicia. Dios prometió al pueblo hebreo que su enojo no sería para siempre, esa misma promesa en la actualidad se aplica para el pecador que se arrepienta de sus pecados. Dios no permanecerá enojado con el pecador se arrepienta de sus pecados y acepte en su corazón el sacrificio realizado por su amado Hijo. Pero el pecador que no se arrepienta de sus pecados, no será justificado, más bien recibirá toda la ira de Dios
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