Jesus Is Life

LA FUENTE DE LA SALVACIÓN

LA FUENTE DE LA SALVACIÓN.

ISAÍAS 12:3 ¡Con alegría ustedes beberán abundantemente de la fuente de la salvación! 4 En ese día maravilloso cantarán: ¡Den gracias al SEÑOR! ¡Alaben su nombre! Cuenten a las naciones lo que él ha hecho; háganles saber lo poderoso que él es. 5 Canten al SEÑOR, porque ha hecho cosas maravillosas. Den a conocer su alabanza en el mundo entero. 6 ¡Que todos los habitantes de Jerusalén griten sus alabanzas con alegría! Pues grande es el Santo de Israel, que vive en medio de ustedes. NTV.

Con el ingreso del pecado a este mundo, el hombre siempre ha estado en enemistad con Dios. A pesar de esa enemistad, Dios siempre ha buscado de una o de otra forma destruir esa enemistad, romper esa barrera que los separaba. Con la intención de destruir esa barrera, Dios eligió a Israel como su pueblo para darle leyes y mandamientos que lo acercarían a Él, pero el pueblo por su necedad nunca quiso aceptar las leyes y los mandamientos de Dios para romper esa barrera. Pero a pesar de esa negativa, Dios por su inmenso amor y misericordia por Su pueblo, no se quedó con las manos cruzadas y buscó una nueva forma para romper la enemistad. Tal fue el amor de Dios que, para romper esa barrera, tuvo que enviar a su propio Hijo amado, y romper esa enemistad con Su pueblo. Cristo hizo posible que el enojo de Dios se desvaneciera por medio de su sacrificio en la cruz del calvario. El Señor otorgó el perdón al hombre de sus pecados, le devolvió la paz para con Dios. Gracias a la acción salvífica realizada por Cristo Jesús, toda la humanidad puede beber abundantemente de la fuente de la salvación.

La promesa de salvación, en primera instancia fue profetizada por el profeta Isaías para el pueblo hebreo el cual estaba sufriendo a manos de sus opresores, pero una vez que Cristo vino a este mundo, la salvación fue extendida a toda la humanidad. El sacrificio realizado por Cristo en el Gólgota, no fue por un pueblo determinado, más bien, fue por toda la humanidad. Así es que, nadie tiene excusas para no acercarse y beber de la fuente de la salvación que es ofrecida gratuitamente. Cristo espera con sus brazos abiertos a todos los que quieran beneficiarse de su acción sacrificial. Cristo es el único que puede salvar el alma del hombre para que no vaya a la condenación eterna. Pero en el hombre está si acepta el ofrecimiento que el Señor realiza constantemente.

El hombre al darse cuenta de que ha sido rescatado de la condenación eterna, debe regocijarse y dar gracias al SEÑOR, Alabar y exaltar Su nombre. Contar a sus amigos, familiares y a todas las naciones del mundo lo que Él ha hecho en su favor. Debe hacer saber lo maravilloso y poderoso que Él es. Un hombre redimido de sus pecados, como no puede alabar y glorificar al Señor, como no puede proclamar las grandezas de su amor y poder, como no puede gritar al mundo de su existencia, como no puede proclamar su palabra, si su alma fue liberada de que padezca eternamente en las llamas de fuego. El mundo debe conocer al Señor, Su poder y Su misericordia para perdonar los pecados. Su poder para transformar las vidas y llenarlas de bendiciones cada día. El mundo debe conocer que solo el Señor puede dar la posibilidad al hombre de que pueda disfrutar de una eternidad en el reino Celestial. El Señor merece ser exaltado, merece ser glorificado, por su grandeza, por su poder y su acción salvífica. Por eso todos los que se han beneficiado de su sacrificio en la cruz del calvario, todos los que han bebido de la fuente de la salvación, deben cantar y alabar al Señor por todo lo alto con todo su corazón, y con todo su ser.

Queridos hermanos. Gracias a la acción salvífica de Cristo Jesús, el enojo de Dios contra el mundo ha desvanecido. La barrera que separaba al hombre de Dios, fue destruida en el madero. Toda la humanidad puede acercarse confiadamente y beber de la fuente de la salvación para ser justificados de sus pecados. Para el redimido, ya no hay angustia, ni tristeza, más bien hay regocijo y alegría, pues ha pasado de muerte a vida, ha sido rescatado de toda condenación. Hermanos. Si hemos bebido de la fuente de la salvación de nuestro Señor, alegrémonos, regocijémonos, cantemos alabanzas a nuestro Señor. Glorifiquemos Su santo nombre. Contemos a todas las personas lo que el Señor ha hecho en nuestro favor, para que ellos también puedan acercarse confiadamente a beber de esa fuente salvífica y puedan acceder, a la salvación y la vida eterna que Cristo Jesús ofrece gratuitamente.

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