INSTRUMENTOS AL SERVICIO DE DIOS

INSTRUMENTOS AL SERVICIO DE DIOS.

ISAÍAS 10:5 Qué aflicción le espera a Asiria, la vara de mi ira. Yo la empleo como garrote para expresar mi enojo. 6 Envío a Asiria contra una nación pagana; contra un pueblo con el cual estoy enojado. Asiria los saqueará, y los pisoteará como a polvo debajo de sus pies. 7 Pero el rey de Asiria no comprenderá que es mi instrumento; su mente no funciona de esa forma. Su plan sólo consiste en destruir; en aplastar a las naciones, una tras otra. 13 Se jacta diciendo: Esto lo hice con el poder de mi brazo; lo planifiqué con mi astuta sabiduría. Derribé las defensas de las naciones y me llevé sus tesoros. Como un toro, he derribado a sus reyes. NTV.

Comúnmente las personas no se dan cuenta de que absolutamente todo lo que poseen provienen de las manos de Dios. Al ignorar este hecho, piensan que todo lo que poseen se han ganado gracias a sus propios esfuerzos y que no dependieron de nadie para lograrlos, y menos de la ayuda de Dios. Todas las personas que piensan de esta manera, están erradas, porque contradicen lo que enseñan las Sagradas Escrituras. Dios en su amor y bondad, derrama de Sus dádivas en la vida de las personas, ¡si Dios no actuase de esta manera!, el hombre estaría con las manos vacías pese a todos los esfuerzos que pudiese hacer para conseguir logros, triunfos y posesiones materiales. A pesar de que el hombre trabaje arduamente para obtener logros, triunfos y riquezas, no las obtendrá solo por sus esfuerzos, ya que, en ese proceso o trabajo, necesitarán siempre la ayuda de Dios para que les de la fuerza y la sabiduría que necesitan para seguir adelante con sus labores.

Es fácil al hombre caer en la jactancia y no reconocer la ayuda recibida de parte del Señor para lograr sus metas y propósitos. Precisamente esto iba a suceder con los asirios, ya que este pueblo tras sus triunfos aplastantes sobre los reinos de Judá, Israel y otros reinos de Mesopotamia, se jactarían de su poder destructor y desmerecerían la ayuda recibida de parte del eterno Creador para lograr sus triunfos. Asiria, embriagado por sus victorias obtenidas, se olvidaría de que el Señor de los ejércitos Celestiales, fue quien le eligió para ejecutar los juicios sobre su pueblo elegido y los pueblos circundantes a Israel y Judá. El eterno Creador eligió a una nación pagana; para ejecutar su juicio contra un pueblo con el cual estaba enojado. Asiria los saquearía, y los pisotearía como a polvo debajo de sus pies. Pero tras esas victorias, el rey de Asiria no iba a comprender que su ejército era solo un instrumento de Dios. Al no comprender este hecho, el monarca se iba a jactar diciendo: Esto lo hice con el poder de mi brazo; lo planifiqué con mi astuta sabiduría. Derribé las defensas de las naciones y me llevé sus tesoros. Como un toro, he derribado a sus reyes.

Al igual que el rey de Asiria, muchas personas no comprenden que cualquier logro o triunfo que obtienen en la vida, no son por sus méritos, sino es por la voluntad de Dios y su ayuda Divina. En este error grave, frecuentemente también caen muchos líderes cristianos. Estos líderes al ver que su ministerio crece y tiene éxito, la vanagloria se les sube a la cabeza, y llegan a pensar de que ellos fueron los que hicieron todo eso posible, y que sin su arduo trabajo nada de eso hubiese sido posible. Con esta manera de pensar, desplazan totalmente la acción Divina y usurpan la honra y la gloria que solo el Señor se lo merece. Dios es el dueño de todo y el hombre solo es un instrumento que Él utiliza para cumplir sus propósitos. El hombre que se jacte erróneamente de ser el artífice de algo realizado por el Señor, recibirá la aflicción, el garrote y la vara de su ira. Dios derramará Su enojo sobre el usurpador de su honra y gloria.

Queridos hermanos. El hombre solo es un instrumento que Dios utiliza para cumplir cada uno de sus propósitos. Él mismo es Quien lo arma de poder, fortaleza y sabiduría para que lleve adelante y cumpla exitosamente esos propósitos, por eso el hombre no tiene por qué jactarse de los resultados que obtiene, más bien el hombre en su humildad, debe agradecer a Dios por haberle utilizado, y darle la gloria y la honra a Dios por los logros que ha obtenido. Hermanos. Si Dios en su amor y misericordia, nos ha elegido para liderar un ministerio en la iglesia, trabajemos arduamente por llevar adelante ese ministerio. Nunca pasemos por alto que nosotros solo somos un instrumento que Él está utilizando para cumplir cada uno de sus propósitos. Si el ministerio llega a ser exitoso, siempre demos la honra y la gloria a quien realmente lo merece. Tras los logros y triunfos obtenidos, honremos y glorifiquemos siempre a nuestro Señor.