PENSEMOS EN LAS COSAS DE ARRIBA

PENSEMOS EN LAS COSAS DE ARRIBA

Cada instante de nuestras vidas nos esforzamos para tener un mejor futuro en nuestra vida terrenal. En nuestra adolescencia y juventud, luchamos al máximo en nuestra preparación académica para tener mejores oportunidades laborales en un futuro. Ya en la edad adulta, nos esmeramos en nuestros trabajos para ascender a mejores puestos laborales dentro de la empresa, o institución. De una o de otra forma, siempre estamos pensando en cómo mejorar nuestra estancia terrenal. A los que nos enfocamos la mayor parte de nuestro tiempo en buscar las cosas de este mundo, el apóstol Pablo nos hace un llamado de atención, para que no nos enfoquemos solo en los deseos mundanos de nuestra carne: “Dios les dio nueva vida, pues los resucitó juntamente con Cristo. Por eso, dediquen toda su vida a hacer lo que a Dios le agrada. Piensen en las cosas del cielo, donde Cristo gobierna a la derecha de Dios. No piensen en las cosas de este mundo.” Colosenses 3:1-2 TLA.

Algunos seguidores de Cristo, por la ambición de generar recursos económicos para satisfacer los deseos de su carne, se olvidan de que Dios les dio una nueva vida junto a su amado Hijo Jesucristo, y se comportan como cualquier otra persona de este mundo. A este grupo de cristianos, el apóstol Pablo les hace un llamado de atención y les recuerda que Dios les dio una nueva vida. Antes de llegar a los pies de Cristo, todas las personas están muertas, pero no en su condición física, sino en su condición Espiritual. Esta muerte espiritual, separa a Dios del hombre, esta separación dirige a las personas a la condenación eterna. Pero Dios, gracias a su amor y misericordia, da una nueva vida al hombre cuando acepta a Jesús como su Señor y Salvador. En su conversión, el hombre es resucitado conjuntamente con Cristo y accede esta nueva vida.

En virtud de su unión con Cristo, los creyentes pueden entender verdades, realidades y bendiciones espirituales, así como la voluntad de Dios para sus vidas. Esas bendiciones gloriosas son los privilegios y las riquezas del reino celestial, todo lo cual está a su disposición. Los cristianos ya no deberían tener una perspectiva anclada en la tierra. Deberían contemplar las cosas no como aparecen ante los ojos naturales, sino con referencia a su importancia para Dios y para la eternidad. Por eso el apóstol hace este llamado para que los cristianos ya no se enfoquen la mayor parte de su tiempo en pensar en las cosas de este mundo, sino en pensar en las cosas de arriba, donde Cristo Jesús gobierna a la derecha de Dios Padre.

Pensar en las cosas de arriba significa luchar por poner las prioridades celestiales en nuestra práctica diaria. Pensar en las cosas de arriba significa preferir lo eterno antes que lo temporal. Ya no dediquemos todo nuestro tiempo en buscar las cosas para satisfacer los deseos temporales de nuestra carne, más bien dediquemos nuestro tiempo en la búsqueda de la satisfacción eterna de nuestro ser. Dediquemos la mayor parte de nuestro tiempo para honrar y glorificar a nuestro Señor, a través de nuestra obediencia y nuestro servicio con los dones y talentos que Su Santo Espíritu nos dio.