BALANZAS ADULTERADAS

BALANZAS ADULTERADAS.

PROVERBIOS 11:1 El Señor detesta el uso de las balanzas adulteradas, pero se deleita en pesas exactas. 4 Las riquezas no servirán para nada en el día del juicio, pero la vida recta puede salvarte de la muerte. NTV.

La honestidad, es una cualidad propia y fundamental de los seres humanos para entablar relaciones interpersonales. Esta virtud se caracteriza por el respeto a las buenas costumbres, a los principios morales y a los bienes ajenos. Una persona que actúa con honestidad lo hace siempre apoyada en valores como la dignidad, pudor, justicia, serenidad, rectitud, honradez, y no antepone a estos sus propias necesidades o intereses. Es decir, una persona honesta jamás se apropiará de lo que no le pertenece. En este sentido, es una persona apegada a un código de conducta caracterizado por la rectitud, la probidad y la honradez. A pesar de que la honestidad sea de suma importancia para mantener una buena convivencia dentro de la sociedad, en la mayoría de las personas esta cualidad está ausente, debido a que las personas cada vez más, se están dejando llevar por la ambición y el amor a las riquezas. Por eso, cada día buscan una nueva forma para apoderarse de las pertenencias de su prójimo

Una de las formas más sutiles de apoderarse de los recursos del prójimo es la adulteración de la balanza y las medidas. Esta artimaña es muy antigua, pero se la sigue utilizando en la actualidad por su efectividad para embaucar sutilmente a las personas. En la antigüedad las balanzas constaban de dos platos. En una se colocaba la pesa y en la otra la mercancía que se iba a vender. En el pasado, los comerciantes hebreos por su ambición, empezaron a manipular la balanza, para que al momento de pesar, el peso de la mercancía sea un poco más elevada que el peso de las pesas que se utilizaban, y empezaron a estafar así a sus propios compatriotas.

Ante el incremento de la maldad de los comerciantes, Dios promulgó una ley para que se detengan estas prácticas en el pueblo hebreo. Porque el Señor detesta el uso de las balanzas adulteradas, pero se deleita en pesas exactas. El uso de las balanzas adulteradas constituye un obstáculo para las buenas relaciones sociales, por eso, en la actualidad al igual que en el pasado, el Señor continúa aborreciendo el uso de las balanzas deshonestas, razón por la cual las advertencias dadas al pueblo hebreo en el pasado, son aplicables en el tiempo presente para toda la humanidad. A simple vista, parecerá que los malvados se salen con la suya mediante la deshonestidad, pero la realidad es que Dios lo ve todo y en el día de Su ira, derramará su castigo sobre todos los que manipularon sus balanzas para incautar a sus semejantes.

Las riquezas que se acumulen mediante la estafa o la deshonestidad, para nada servirán en el día de la ira del Señor. Porque el dinero o las riquezas, no detendrán el furor del Señor, ni en el presente ni en la eternidad. Dios ejecutará su juicio sobre los deshonestos por no haber atendido a sus advertencias. En aquel terrible día, cada persona comparecerá ante Dios, responsable de todas sus acciones realizadas en vida. En ese momento, ni con todas las riquezas del mundo, el deshonesto podrá comprar su clemencia o su perdón. De ninguna forma el deshonesto podrá reconciliarse con Dios. En el día de rendir cuentas, la única forma de escaparse de la ira de Dios, será la vida recta y las buenas obras realizadas por amor y obediencia a su santa voluntad.

Queridos hermanos. La ambición y las riquezas mal habidas, solo nos conducirán a la condenación eterna, por eso no permitamos que entre a nuestro corazón. Si tenemos algún negocio en el que implique utilizar balanzas y medidas, que nuestras balanzas y medidas sean justas para no estafar a nadie, porque si lo hacemos, la ira del Señor estará sobre nosotros. Hermanos. La honestidad es la mejor cualidad que podemos tener como hijos de Dios, y esta cualidad es agradable a Sus ojos. Solo bajo la dirección de la honestidad podemos llevar una vida justa y recta, este estilo de vida, salvará nuestra alma de la muerte en el día en que Dios derramará su ira sobre todos los malvados.