LA VERDADERA FELICIDAD

LA VERDADERA FELICIDAD.

SALMOS 128:1 ¡Qué feliz es el que teme al SEÑOR, todo el que sigue sus caminos! 2 Gozarás del fruto de tu trabajo; ¡qué feliz y próspero serás! 3 Tu esposa será como una vid fructífera, floreciente en el hogar. Tus hijos serán como vigorosos retoños de olivo alrededor de tu mesa. 4 Esa es la bendición del SEÑOR para los que le temen. NTV.

Encontrar la verdadera felicidad, sin duda es el anhelo de todas las personas. Algunos buscan esa felicidad en el dinero, el lujo, el confort y los bienes materiales. Otros lo buscan en el poder, no solo en lo económico, sino en el poder para ejercer dominio sobre las personas y todas las cosas existentes en el universo. Otros lo buscan en el conocimiento académico y científico. Mientras que otros, en el conocimiento de las cosas sobrenaturales y espirituales. Aunque equivocadamente, todos, pero absolutamente todos buscan la felicidad de una o de otra forma. La verdadera felicidad no está escondida como para que los hombres pasen su tiempo buscándola, más bien está a la vista de todos los hombres, y asequible para todos los que la anhelan. La verdadera felicidad está en el temor de Dios.

El salmista recalca que todas las personas que temen al Señor y siguen sus caminos, son realmente felices. Temer al Señor, no significa, sentir pánico o escalofrió, más bien, es tener un profundo respeto, reconocer su divinidad, su autoridad, poder, gloria y majestad. Temer al Señor es presentarle reverencia a su glorioso y Santo nombre. Al igual, seguir sus caminos, es llevar una vida de obediencia a sus normas, ordenanzas, decretos y mandatos establecidos en las Sagradas Escrituras. Seguir sus caminos, es seguir el ejemplo trazado por Cristo Jesús durante su estadía terrenal. Muchas personas piensan que seguir los caminos del Señor, no trae felicidad, pues para ellos, cumplir las demandas establecidas por el Señor, son una carga muy pesada, por eso, prefieren seguir en los caminos de la maldad y el pecado

Vivir en el temor del Señor y seguir sus caminos, para nada es una carga como piensan muchos, más bien, llevan a la felicidad verdadera, pues el justo tiene asegurada larga vida bajo la protección y el cuidado del Omnipotente. Tendrá la oportunidad de gozar del fruto de su trabajo, pues ninguna asechanza maligna, usufructuará el trabajo que realice con el sudor de su frente, sino que, al contrario, el premio a su laboriosidad será el disfrute honesto del mismo; y así, su vida se desarrollará plácida y tranquilamente bajo el cuidado y la protección del eterno Creador.

Las bendiciones sobre los que temen al Señor y caminan en sus caminos, no terminan con la prosperidad de bienes materiales, sino que se extiende mucho más allá, se extiende hasta la bendición familiar. Ya que su esposa será como una vid fructífera, floreciente en el hogar. Y sus hijos serán como vigorosos retoños de olivo alrededor de su mesa. En la enseñanza de los sabios del Antiguo Testamento, un hogar próspero y feliz era una de las mayores bendiciones del ser humano. Por eso, todo aquel que teme al Señor y camina en sus caminos, llegará alcanzar esta felicidad verdadera, ya que Dios les promete bendiciones de prosperidad material y prosperidad familiar. Qué dicha para todo aquel que ama la voluntad del Señor.

Queridos hermanos, la verdadera felicidad, no se encuentra en la capacidad económica, ni tampoco en el poder y autoridad, peor aún en los conocimientos humanos, tal como lo piensan las personas inconversas, porque la verdadera felicidad se encuentra en el temor de Dios y caminar en sus caminos. Vivir en la voluntad del Señor es la verdadera felicidad, ya que el Señor suplirá cada una de sus necesidades y también lo bendecirá con una familia fructífera. Hermanos, ya no busquemos la felicidad en otra parte, más bien, diligentemente empecemos a vivir en el temor del Señor y caminar por sus sendas de justicia, ya que así, obtendremos todas las bendiciones que anhelemos para nuestras vidas.