VIVAMOS LA SABIDURÍA

VIVAMOS LA SABIDURÍA.

Cuando escuchamos a una persona decir que es sabia, rápidamente se nos viene a nuestra mente, que tal persona tiene un alto grado de intelectualidad y conocimiento de las diferentes ramas de las ciencias existentes en el mundo. Para los hombres, la sabiduría se mide por el nivel de conocimiento intelectual que posee, por eso, las personas que anhelan alcanzar la sabiduría se preparan a lo largo de su vida, estudiando diferentes ramas de la ciencia y leyendo un gran número de libros, y así ser contado entre los sabios del mundo. En esto de alcanzar la sabiduría a través de la preparación académica, también caemos algunos seguidores de Cristo, pues creemos que por haber estudiado las Sagradas Escrituras en los Seminarios Bíblicos Teológicos y tener las respuestas para todas las preguntas Bíblicas, ya hemos alcanzado la sabiduría. Pero el apóstol Santiago bajo la inspiración del Espíritu Santo, nos muestra que es realmente ser sabio ante los ojos de Dios: “Si ustedes son sabios y entienden los caminos de Dios, demuéstrenlo viviendo una vida honesta y haciendo buenas acciones con la humildad que proviene de la sabiduría.” Santiago 3:13 NTV.

Cuando el apóstol Santiago habla de la sabiduría, no está pensando acerca de cuánto conocimiento puedan tener las personas, sino acerca de cómo vive su vida de cada día. Para que alguien sea sabio ante los ojos de Dios no es la posesión del conocimiento lo que cuenta, sino su apropiada aplicación de esos conocimientos en su relación con el prójimo y en su diario caminar. Para Dios, la sabiduría se mide por la profundidad del carácter de una persona, mas no por el conocimiento que este tenga. Por eso, si un cristiano es sabio y entendido en los caminos del Señor, no se jactará del conocimiento Bíblico Teológico que posea, más bien lo demostrará mediante su buena conducta junto con el espíritu humilde que proviene de la sabiduría. El Señor Jesús, la encarnación de la verdadera sabiduría, no era orgulloso ni arrogante; era manso y humilde de corazón. Por ello, todos los que son verdaderamente sabios tendrán la marca de la humildad genuina de Cristo Jesus.

Si alguno de nosotros creemos que somos sabios en los caminos del Señor, no nos jactemos de nuestro conocimiento Bíblico Teológico delante de las personas que nos rodean, más bien, demostremos ese conocimiento Bíblico aplicándolo a nuestra vida cotidiana, llevando una vida llena de gracia, viviendo honestamente sin perjudicar a nadie; expresando nuestro amor sincero por todos sin hacer acepción de personas, velando por el bienestar de las personas pobres y necesitadas, haciendo buenas acciones en favor de nuestro prójimo con humildad y mansedumbre.