MANIFESTEMOS NUESTRO AMOR POR OTROS

MANIFESTEMOS NUESTRO AMOR POR OTROS.

Es habitual escuchar entre las personas hablar acerca del amor. Pero en sí: ¿Qué es el amor? El amor es un sentimiento que está ligado a las emociones propias del ser humano. Este sentimiento en cierto sentido, es invisible, pero es manifestado a través de las acciones benevolentes en favor de otros. Si el amor se manifiesta por las acciones, entonces las personas que afirman tener este sentimiento albergado en sus corazones, lo deben reflejar a través de las mismas. El apóstol Juan hace un llamado a todos los seguidores de Cristo, para que manifiesten su amor por otros tal como lo hizo Cristo Jesús en el pasado: “Pero nosotros sabemos lo que es el amor, porque Jesucristo dio su vida por nosotros. Así también nosotros, debemos dar nuestra vida por nuestros hermanos en Cristo.” 1 Juan 3:16 TLA.

Cristo Jesús al renunciar a su propia vida y entregarla en la cruz del calvario, dio a conocer a toda la humanidad qué es el amor. Gracias a esta manifestación del amor de Cristo, todas las personas pueden acceder al perdón de sus pecados y a una vida eterna en el reino celestial. El apóstol hace un llamado a todos los cristianos para que reflejen el amor de Cristo a través de sus acciones en favor de sus hermanos de la fe. Esto significa que los cristianos continuamente deberían velar por el bienestar de otros creyentes, hasta estar dispuestos a dar su vida por ellos, si fuese necesario. Posiblemente, los cristianos nunca se encontrarán en la circunstancia de que deban dar su vida por otros, pero cada uno puede mostrar el amor fraternal compartiendo sus bienes materiales con los que los necesitan.

El amor es invisible, pero se manifiesta a través de las acciones. Manifestemos nuestro amor por nuestro prójimo de la misma forma que Cristo manifestó su amor por nosotros al entregar su preciosa vida en la cruz del calvario. Posiblemente no podamos entregar nuestra vida tal como lo hizo Jesús, pero sí podemos hacer muchas otras cosas en favor de nuestro prójimo. Podemos salvar algunas vidas siendo donadores voluntarios de sangre, o extendiendo nuestra mano a través de nuestros recursos a las personas que realmente lo necesitan. Dispongamos nuestro ser para entregar todo por el bienestar de los demás, no solo por nuestros hermanos de la fe, sino también por todas las personas que lo necesitan.