OPOSICIÓN DEL MALIGNO
OPOSICIÓN DEL MALIGNO
1 Tesalonisenses 3:2 … enviamos a Timoteo para que los visitara. Él es hermano nuestro y colaborador de Dios en la proclamación de la Buena Noticia de Cristo. Lo enviamos a ustedes para que los fortaleciera, los alentara en su fe 3 y los ayudara a no ser perturbados por las dificultades que atravesaban. Pero ustedes saben que estamos destinados a pasar por tales dificultades. 4 Aun cuando estábamos con ustedes, les advertimos que las dificultades pronto llegarían, y así sucedió, como bien saben. 5 Por esta razón, cuando ya no pude más, envié a Timoteo para averiguar si la fe de ustedes seguía firme. Tenía miedo de que el tentador los hubiera vencido y que nuestro trabajo hubiera sido en vano. NTV.
Desde un principio, el maligno se ha opuesto férreamente a la proclamación de la palabra de Dios en el corazón de los hombres, por eso, a través de la historia humana, ha tratado de frenar esta proclamación con un sinfín de artimañas, pero ninguna de ellas a surtido el efecto deseado por el enemigo de Dios, en su lugar, pese a la ferrea oposición maligna, se ha mantenido la proclamación del mensaje de Dios para toda la humanidad hasta estos días. Para tratar de frenar la expansión del mensaje de salvación, el maligno no ha trabajado solo, sino que entre sus filas tiene miles y miles de huestes espirituales que fueron destituidos de la gloria del Señor, y no solo ha trabajado con ellos, sino que también cada día, recluta a miles y miles de personas al rededor del mundo para que hagan su trabajo sucio, aunque para ellas no exista ningún sentido verdadero en el hecho de oponerse a la proclamación del evangelio de Cristo.
Aunque su trabajo no ha tenido éxito, el maligno no ha cedido en sus intenciones de frenar la proclamación del mensaje de Dios, ha seguido firme en sus intenciones y permanecerá firme hasta el momento que Jesucristo regrese en su gloria y majestad, ya que él no quiere ir a la condenación solo, quiere llevarse consigo a todos los hombres posibles, pues el hombre es la corona de la creación de Dios. Con estas perversas intenciones, el maligno ordena a sus sirvientes perseguir, encarcelar y asesinar a los que proclaman el evangelio, y no solo a ellos, sino también a todos los que abrazan la fe en el único Dios verdadero. Además, ordena que se ridiculice a los hijos de Dios por su fe en Cristo. También los incita para que consideren a los creyentes como socialmente atrasados o como carentes de intelectualidad. De esta manera; Satanás utiliza cualquier herramienta que encuentre para entorpecer la proclamación del evangelio, o para que los que han aceptado a Cristo, abandonen su fe y vuelvan a sus vidas pasadas de pecado.
El apóstol Pablo estaba consciente de estos peligros, por eso cuando estuvo proclamando el evangelio en Tesalónica, también les dio a conocer acerca de los peligros que sufrirían al aceptar a Jesucristo en sus corazones. Por eso al enterarse de que los creyentes de Tesalónica estaban bajo la asechanza maligna y en medio de tribulaciones, se preocupó de que ellos abandonaran su fe y volvieran a sus viejas prácticas pecaminosas. Debido a esta profunda preocupación, tomó la decisión de enviar a Timoteo a ellos, para que les fortalezca y los anime para que sigan adelante en los caminos de la salvación y vida eterna, venciendo todas las asechanzas malignas, y tribulaciones propias de esta vida. Al actuar de esta manera, Pablo se sentía con la enorme responsabilidad de velar por la salvación de los que habían aceptado a Jesucristo gracias a su predicación, se sentía como un padre espiritual para ellos.
Queridos hermanos. El trabajo de los que proclaman el evangelio, no es solo llevar a los hombres a los pies de Jesucristo mediante su proclamación de la palabra, sino también de preocuparse por ellos después de que han tomado la decisión de ser parte de la familia de Dios. Por eso, al igual que el apóstol Pablo, todos los que proclamamos el evangelio, tenemos que preocuparnos por el bienestar espiritual de todas las personas que aceptaron a Cristo por nuestra exposición del evangelio. Nuestra preocupación por ellos, debe ser mayor al enterarnos que están atravezando por situaciones adversas propias de esta vida, o por persecuciones a causa de su fe en Cristo. Hermanos. Tenemos que siempre estar orando por las personas a quienes hemos compartido el evangelio, para que ellos se mantengan firmes en su fe, venciendo todos los obstáculos que les envié el maligno.
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