MUERTE ESPIRITUAL
MUERTE ESPIRITUAL
2 CORINTIOS 7:8 No lamento haberles enviado esa carta tan severa, aunque al principio sí me lamenté porque sé que les causó dolor durante un tiempo. 9 Ahora me alegro de haberla enviado, no porque los haya lastimado, sino porque el dolor hizo que se arrepintieran y cambiaran su conducta. Fue la clase de tristeza que Dios quiere que su pueblo tenga, de modo que no les hicimos daño de ninguna manera. 10 Pues la clase de tristeza que Dios desea que suframos nos aleja del pecado y trae como resultado salvación. No hay que lamentarse por esa clase de tristeza. Pero la tristeza del mundo, al cual le falta arrepentimiento, resulta en muerte espiritual. NTV.
Recibir una reprensión, sin duda que a ninguna persona le gusta, pero son importantes, ya que las reprensiones pueden ayudar a las personas a que enrumben nuevamente sus vidas, si han estado viviendo apartados del camino de la ética, las normas morales y los valores humanos. La reprensión es importante en la vida del creyente, y el apóstol Pablo lo sabía, por eso, cuando algunos creyentes de la iglesia de Corinto no estaban llevando una vida que honre y glorifique a Dios, les reprendió por medio de una carta. Esta carta, posiblemente no fue para nada alentador para los creyentes de esa iglesia, ya que tenía palabras severas de amonestación por el estilo de vida que estaban llevando.
Por la severidad de sus palabras en su carta, el apóstol Pablo previó la reacción que iban a tener los creyentes de la iglesia de Corinto y se entristeció, pues la carta les iba a causar tristeza, dolor y amargura en alguno de ellos. No es que la carta de Pablo tenía alguna clase de insultos, sino que tenía reproches porque no estaban llevando una vida que refleje a Cristo, además tenía consejos para que vivan una verdadera vida cristiana que honre y glorifique a Dios. No todos los creyentes actúan del mismo modo cuando son reprendidos por el inadecuado estilo de vida cristiana que están llevando, algunos se molestan y se indignan con quien les reprendió, pero otros se entristecen por que se dan cuenta de que no han estado actuando como corresponde a un hijo de Dios. Los creyentes de la iglesia de corinto reaccionaron de la segunda manera. La carta de Pablo les provocó tristeza y dolor, pues fueron conscientes que habían fallado a Dios.
Las palabras severas del apóstol, llevó a los creyentes de la iglesia de Corinto a un arrepentimiento genuino, por eso, Pablo estaba contento de haberles enviado la carta, pese a que en primera instancia, su carta, les ocasionó tristeza y dolor, pero al final, llevó a los creyentes de Corinto a que se arrepintieran y estrecharan nuevamente su comunión con Dios. Una amonestación puede ocasionar tristeza y dolor momentánea, pero el resultado final de una amonestación, puede generar una alegría eterna, si el creyente se arrepiente de sus malos caminos y vuelve al camino de la salvación y la vida eterna. Si un creyente no es amonestado a tiempo por sus pecados, puede perderse definitivamente, pero si es amonestado, la amonestación le puede ayudar a reflexionar de como está llevando su vida con un redimido por la sangre de Cristo.
El verdadero arrepentimiento ocasiona dolor, al darse cuenta de que ha fallado a aquel que entregó su vida en la cruz del calvario por ceder a los impulsos de su vieja naturaleza. Este dolor de los creyentes que andan en rebeldía y pecado, es la voluntad de Dios; pues es la clase de dolor que al Padre eterno gusta de ver en sus hijos que se dan cuenta que han fallado en llevar una vida integra y santa. El dolor de un corazón contricto y arrepentido, son de una naturaleza genuina, que lleva al penitente a apartarse del pecado con dolor y con odio contra este pecado, para allegarse a Dios.
Queridos hermanos. En una persona que no ha entregado su vida a Cristo, la tristeza y el dolor por el pecado, no es verdadero arrepentimiento, sino mero remordimiento. Produce amargura, dureza, desesperanza y, al final, muerte. Eso queda ilustrado con la vida de Judas. Él no sintió pesar por las consecuencias de su pecado sobre el Señor Jesús, sino sólo remordimientos por la terrible cosecha que había recogido para sí mismo por tal pecado. Hermanos. Si conocemos de algún hermano que esté vacilando con el pecado, con la autoridad que Dios nos dio, reprendámosle, tal como lo hizo el apóstol Pablo. Si el hermano se arrepiente y se aparta del pecado, lo habremos ganado, pero si persiste, será condenado al igual que las personas inconversas, pero nosotros no tendremos ninguna culpa de su muerte espiritual.