Jesus Is Life

EL SIERVO DE DIOS

EL SIERVO DE DIOS

1 CORINTIOS 16:5 Los visitaré después de haber ido a Macedonia, pues estoy pensando pasar por Macedonia. 6 Tal vez me quede un tiempo con ustedes, quizá todo el invierno, y después podrán enviarme a mi próximo destino. 7 Esta vez no quiero hacerles una visita corta nada más y luego seguir mi viaje. Deseo ir y quedarme un tiempo si el Señor me lo permite. 8 Mientras tanto, seguiré aquí, en Éfeso, hasta el Festival de Pentecostés. NTV.

La vida de un verdadero siervo de Dios es compleja, ya que en la predicación de las Buenas Nuevas de salvación y vida eterna, no puede quedarse estancado en un solo lugar y establecerse ahí para siempre. Los siervos en su labor ministerial, deben estar en constantes movilizaciones, trasladándose de un lugar a otro, para establecer nuevas congregaciones cristianas donde se predique la palabra de Dios, y se alcance a más personas para el reino de Cristo. El apóstol Pablo era uno de estos siervos que no se quedó estancado en un lugar tras haber iniciado una congregación cristiana. Pablo después de establecer una congregación, y una vez que ya estaba firme con líderes capacitados para seguir adelante con el trabajo de proclamar el mensaje de salvación, se dirigía a otra ciudad o país para iniciar nuevamente una nueva congregación de creyentes.

El apóstol Pablo tras delegar la congregación a otros líderes y movilizarse a otras ciudades para establecer nuevas congregaciones, no abandonaba definitivamente a las congregaciones que había establecido, siempre estaba pendiente de ellas, oraba en todo momento por ellas, y les escribía cartas para tratar de solucionar algún problema que se haya suscitado, o les escribía para darles palabras de aliento, confort y saludos. O les escribía para darles a conocer su labor ministerial en otras ciudades, o sus planes futuros. Además, Pablo en tiempo y tiempo, visitaba a las congregaciones que había levantado y permanecía con ellos por una temporada para que así, ninguna congregación se sienta abandonada, sino que se sientan apreciadas y valoradas por el apóstol.

Desde la ciudad de Éfeso, Pablo les escribió a los creyentes de la ciudad de Corinto, tratando de resolver algunos problemas que se había suscitado en esa iglesia. Al final de su carta les encomendó que trataran bien a los siervos que iban a ir a visitarles, así como también a los líderes que estaban llevando adelante esa iglesia. Pablo a través de esta carta, también les dio a conocer sus planes futuros y el anhelo que tenía de ir a visitarlos, y pasar todo el invierno con ellos. pero antes de ir a visitarlos, primero debía ir a visitar a los creyentes de Macedonia y luego si dirigirse a visitarlos. Pablo no quería hacer una visita relámpago a los creyentes de Corinto, sino que quería permanecer con ellos un largo tiempo y compartirles su experiencia ministerial en otras ciudades, de igual manera, poner en orden algún problema que persistía en esa iglesia.

Pero antes de iniciar su viaje a Macedonia y luego trasladarse a Corinto, el apóstol Pablo iba a permanecer un poco más de tiempo en la ciudad de Éfeso, porque todavía no había concluido su labor ministerial en esa ciudad. Pablo, aunque tenía muchas ganas de ver a los creyentes de Corinto, no quería dejar su trabajo ministerial en Éfeso a medias. El quería fortificar la congregación y levantar nuevos líderes para poderlos delegar como autoridades de esa iglesia, para que de esa manera sigan adelante con la obra que había levantado con la ayuda y la bendición de Dios.

Queridos hermanos. Los verdaderos siervos de Dios no deben quedarse estáticos en un solo lugar tras levantar una congregación, al igual que el apóstol Pablo, deben movilizarse a otros lugares para levantar nuevas congregaciones y así alcanzar a mas personas para el reino de Cristo. Pero en el afán de levantar nuevas congregaciones, no deben descuidar a las que ya han levantado, pese a que hayan delegado el liderazgo de la iglesia a otros miembros de la congregación. El deber de los siervos que han levantado una congregación, es supervisar el trabajo de los líderes a quienes se les ha delegado la administración o la dirección de la iglesia. También visitar la congregación en temporadas y así la congregación no sienta que se les ha abandonado definitivamente a su suerte. Hermanos. El trabajo de los siervos de Dios, no es una tarea fácil, pero todo el arduo trabajo será recompensado cuando lleguen a la presencia del Señor, porque el Señor no es deudor de nadie.

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