Jesus Is Life

RESPONSABILIDAD DE JUZGAR

RESPONSABILIDAD DE JUZGAR

1 CORINTIOS 5:9 Cuando les escribí anteriormente, les dije que no se relacionaran con personas que se entregan al pecado sexual. 10 Pero no me refería a los incrédulos que se entregan al pecado sexual o son avaros o estafadores o rinden culto a ídolos. Uno tendría que salir de este mundo para evitar gente como esa. 11 Lo que quise decir es: no se relacionen con ninguno que afirma ser creyente y aun así se entrega al pecado sexual o es avaro o rinde culto a ídolos o insulta o es borracho o estafador. Ni siquiera coman con esa gente.12 No es mi deber juzgar a los de afuera, pero sí es responsabilidad de ustedes juzgar a los que son de la iglesia y están en pecado. NTV.

La práctica del pecado es repudiado por Dios y mucho mas si lo practican las personas que supuestamente han entregado sus vidas a su amado Hijo Cristo Jesús. Tal como Dios Padre odia el pecado, todos sus hijos deben odiar el pecado y deben apartarse definitivamente de él, y vivir conforme a su nueva naturaleza en Jesucristo. Pero pese a su nueva naturaleza, muchas personas que se dicen ser cristianos, siguen viviendo practicando las cosas de su vieja naturaleza, tal como o mucho más que las personas que no han aceptado el sacrificio que Jesucristo realizó en el madero. Dentro de la iglesia cristiana, se han hecho permisibles a las prácticas del pecado de sus miembros, pues dicen que no es su papel el de juzgarlos, sino solo de Dios. Por su puesto, Dios es el único que debe juzgar a las personas, ya que solo Él es santo, pero hay que diferenciar entre el juicio de Dios y el juicio que deben realizar los líderes de la iglesia cristiana a uno de sus miembros, si persiste en vivir en pecado pese a su proclamación de fe.

Este juicio de los creyentes a uno de sus miembros no es con las intenciones de criticarlos por el estilo de vida que llevan, sino exhortarlos para que se arrepientan de sus pecados y empiecen a caminar como verdaderos hijos de Dios. Los hijos de Dios tienen autoridad dada por Dios padre para juzgar y enfrentar al pecado de uno de sus miembros, ya que si no se lo hace, puede incitar a otros miembros de la congregación para que sigan este mismo estilo de vida pecaminosa. El apóstol Pablo, dio esta instrucción a los líderes de la iglesia de corinto, debido a que en esta iglesia, se estaba permitiendo que uno de sus miembros practique el pecado abiertamente. La vida pecaminosa de este miembro, podía incitar a otros miembros para que sigan este mismo ejemplo, pues verían que los líderes de la iglesia son permisibles a que se practique el pecado abiertamente, por eso para que no se siga este ejemplo, Pablo instruye a los líderes de la iglesia a que se juzgue a los miembros de la congregación que estén viviendo en pecado y de esta manera, cortar de la raíz este mal y así no afecte a más miembros.

Bajo las instrucciones del apóstol, si un creyente es confrontado por su pecado, pero hace caso omiso a la exhortación, dicha persona debe ser expulsado de la congregación definitivamente hasta que no muestre un genuino arrepentimiento, mientras eso no suceda, esta persona debe ser considerada como peor que un inconverso por haber traicionado su proclamación de fe en el Hijo de Dios. Estas instrucciones del apóstol, no deben ser usadas para solucionar asuntos sin importancia o como venganza; no deben ser aplicadas a problemas individuales entre creyentes. Estos versículos son instrucciones para tratar problemas de pecado público en la iglesia con el que manifiesta ser cristiano y peca sin remordimiento. La responsabilidad de la iglesia es confrontar y disciplinar a tal persona en amor.

Queridos hermanos. Las personas inconversas que nos rodean en el mundo serán juzgados por el mismo Señor en un día venidero. Pero nosotros tenemos una responsabilidad tocante a juzgar a los que están dentro de nuestras congregaciones. Como líderes de la iglesia, debemos disciplinar a los miembros que estén llevando un estilo de vida pecaminosa, ya que si no lo hacemos, no solo que encubriremos sus pecados, sino que también nos haremos cómplices, y en el final de los tiempos, Dios nos juzgará por no haber disciplinado y llevado al arrepentimiento a uno de los miembros que vivían en pecado. Hermanos. Nuestro papel no es juzgar a las personas que nunca aceptaron a Jesucristo como Su Señor y Salvador, porque no somos competentes para esta clase de juicio. Pero la palabra de Dios es igualmente clara acerca de que debemos de juzgar todo pecado conocido en la asamblea de Dios para mantener su reputación de santidad y para restaurar al hermano culpable a la comunión con el Señor.

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