TRANSFORMADOS POR DIOS
TRANSFORMADOS POR DIOS
La vida de este mundo es atractiva y llamativa a los ojos humanos, por eso las personas se dejan seducir de ella y viven bajo su dominio fuera de la voluntad del eterno Creador. Algunos seguidores de Cristo pese a su conversión, también se dejan seducir de las costumbres de este mundo y las ponen en práctica como si nunca hubiesen tenido el encuentro con Cristo Jesús para su salvación. El apóstol Pablo hace un llamado a todos los creyentes para que se dejen transformar por el poder de Dios y no se amolden a este mundo: “No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta.” Romanos 12:2 NTV.
Como seguidores de Cristo, pese a que vivamos en este reino que se opone a la voluntad de Dios y su bendita palabra, por nada del mundo debemos imitar las costumbres de los súbditos de Satanás que vive bajo el gobierno de su naturaleza carnal, porque tales prácticas son reprochables a los ojos de nuestro amoroso Creador. Los hijos de Dios debemos dejar por completo nuestras vidas pasadas de pecado y llevar una vida que complazca por completo a nuestro Padre Celestial que está en el reino de los cielos. Para poder llevar una vida que le agrade a nuestro Padre eterno, debemos permitir que el Espíritu Santo que mora en nuestro interior, nos transforme con su poder. Solo de esta manera, nuestros pensamientos serán cambiados, nuestra mente será renovada, limpiada y librada de toda contaminación mundana. Una vez renovada, nuestra mente estará dispuesta para aprender y conocer cuál es la voluntad de Dios para nuestra vida. Porque la voluntad de nuestro Creador, siempre será: buena, agradable y perfecta para cada uno de nosotros, pese a que en ese momento no lo comprendamos.
Es importante que reconozcamos en nuestro corazón, que Cristo Jesús murió para liberarnos de este reino gobernado por el maligno. Y que con su muerte en la cruz del calvario, el mundo fue crucificado para nosotros, y nosotros fuimos crucificados al mundo. Sería una absoluta deslealtad de nuestra parte hacia nuestro redentor, seguir practicando y amando las costumbres de nuestra vieja naturaleza pecaminosa. Por eso, ante cualquier impulso de nuestra carne, acudamos a Dios en oración, para que Él nos de la fortaleza necesaria para resistir a la tentación. Cada día debemos permitir que el poder del Espíritu Santo que mora en nuestro interior, siga transformando nuestro interior y renovando nuestra mente para que podamos aprender a conocer la voluntad de Dios para nuestras vidas, la cual será siempre buena, agradable y perfecta.