PAPEL SECUNDARIO

PAPEL SECUNDARIO

JUAN 3:26 Entonces los discípulos de Juan fueron a decirle: Rabí, el hombre que estaba contigo al otro lado del río Jordán, a quien identificaste como el Mesías, también está bautizando a la gente. Y todos van a él en lugar de venir a nosotros. 27 Juan respondió: Nadie puede recibir nada a menos que Dios se lo conceda desde el cielo. 28 Ustedes saben que les dije claramente: Yo no soy el Mesías; estoy aquí sólo para prepararle el camino a él. 29 Es el novio quien se casa con la novia, y el amigo del novio simplemente se alegra de poder estar al lado del novio y oír sus votos. Por lo tanto, oír que él tiene éxito me llena de alegría. 30 Él debe tener cada vez más importancia y yo, menos. NTV.

Tener un papel secundario o de extra en una obra teatral, musical o de una película, no les gusta a la mayoría de actores. Si ellos pudiesen elegir, seguramente elegirían el papel principal y protagónico, porque la naturaleza humana es la de ser protagonistas en todos los ámbitos, y mucho más cuando hay que estar al frente de multitudes de personas. El de tener papeles protagónicos, no solo sucede con los actores, sino con las personas en general, ya que la gran mayoría quiere tener un rol protagónico en sus vidas. En contraste a la gran mayoría de hombres, Juan el Bautista era feliz con el papel que le tocó desarrollar en el plan salvífico de Dios. Él no era el protagonista principal de este plan salvífico, sino Jesucristo, y esto Juan lo sabía perfectamente, por eso cuando el Señor entro en escena y atrajo la mirada de multitudes a su ministerio, no se molestó, sino que se alegró por Jesucristo y su ministerio.

Una vez que Jesucristo inició formalmente su ministerio, rápidamente atrajo la atención de la población judía, no solo de los que no habían escuchado el nuevo mensaje de salvación, sino también de los que habían escuchado las enseñanzas de Juan el Bautista, razón por la cual poco a poco dejaron de ir hacia juan por irse a escuchar a Jesús. Esta situación preocupó a los discípulos de Juan, pues no les agradaba la idea de que el ministerio de su maestro quedara en un segundo plano, ni verle abandonado por las multitudes que se agolpaban para escuchar al nuevo Maestro que había surgido. Con esta preocupación, se acercaron a su Maestro, pero Juan en vez de sentirse ofendido, abandonado e injustamente olvidado por las multitudes, se alegró sinceramente por el crecimiento del ministerio de Jesucristo.

Con un corazón humilde de un verdadero siervo de Dios, Juan recordó a sus discípulos que ya les había advertido que no era a él al que le correspondía el puesto más importante, sino que él era solo un heraldo, alguien que preparaba el camino para la llegada de aquel que era mas importante para la obra salvífica del mundo entero. De esta manera, Juan delante de sus discípulos reconoció el lugar que ocupaba en el plan de salvación de Dios. Él no era el principal, pero era el designado para preparar todo para que Jesucristo siguiera adelante con el plan de salvación de toda la humanidad. El propósito principal de Juan era conducir la gente a Cristo. Aunque Jesús ya había comenzado su ministerio, Juan podía seguir guiando las personas a Jesús sin ninguna clase de envidia o rivalidad ministerial, mas bien estaba completamente alegre de que las personas que antes le habían escuchado predicar, ahora acudieran a Jesús para escuchar sus enseñanzas y ser bautizados por Él. Juan estaba contento con el ministerio de Jesús, como lo está el amigo del novio, cuando el novio finalmente comparte su voto matrimonial a su novia. Jesucristo era el novio del pueblo judío, quien finalmente iba a redimirlo de la condenación eterna, y Juan era el amigo del novio, por eso estaba feliz de que finalmente su pueblo iba alcanzar la redención a sus pecados y la salvación eterna.

Queridos hermanos. En este mundo, muchos quieren ser los protagonistas y atraer las miradas de multitudes hacia ellos; pero Juan el Bautista no era uno de ellos. Sabía muy bien que Dios le había asignado una misión subordinada en el plan de salvación, la cual lo llevo a cabo diligentemente, y una vez que entró en escena Jesucristo, el principal de la misión, no se entristeció, ni tampoco se enfadó, más bien se alegró por Jesucristo y su ministerio, ya que el ministerio de Jesús debía tener más importancia que su ministerio. Hermanos. Haría más fácil el servicio a Dios si hubieran más creyentes dispuestos a representar papeles secundarios dentro del ministerio cristiano como Juan el Bautista. Nos ahorraríamos un montón de resentimientos y frustraciones si no nos delegan un ministerio aparentemente importante en nuestras congregaciones. Pero la verdad que delante de Dios, ningún servicio es más importante que otro, todos cuentan igual, por eso debemos servir de todo corazón en el ministerio que estemos sirviendo.