GRANDE ES LA FIDELIDAD DE DIOS
GRANDE ES LA FIDELIDAD DE DIOS
Seguramente en algún momento de nuestra vida, hemos sido víctimas de alguna traición por parte de nuestros familiares, amigos o compañeros de trabajo o estudios. O posiblemente nosotros mismo hayamos sido los que traicionamos a las personas que confiaban en nosotros. Debido a nuestra naturaleza perversa llena de maldad y pecado, es difícil mantenernos fieles a las personas que nos aman y ponen su entera confianza en nosotros. Pero en contraste a todos los seres humanos, el eterno Creador es digno de confianza, pues Él siempre permanece fiel, aunque pase miles y miles de años. Esta maravillosa cualidad de Dios, fue experimentada por el profeta Jeremías a lo largo de su vida, y lo dejó registrado para todas las generaciones del mundo en su libro de Lamentaciones: «El gran amor del SEÑOR nunca se acaba, y su compasión jamás se agota. Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad!» Lamentaciones 3:22-23 NVI.
Por experiencia personal, el profeta Jeremías conocía la fidelidad de Dios, por eso tenía plena confianza en Él, y en cada una de sus promesas que había hecho para su amado pueblo Israel. Por esta fidelidad, Jeremías tenía la certeza de que Dios no daría la espalda a su pueblo pese a que lo merecían, sino que cumpliría a su debido tiempo las promesas de restauración a la ciudad de Jerusalén, y que también la bendeciría en gran manera. Es un hecho real de que Dios es fiel y verdadero. Nunca puede mentir ni engañar. No puede cambiar Su Palabra. Es absolutamente digno de confianza. Ninguna de Sus promesas puede fallar. Este conocimiento acerca de la fidelidad de Dios debería inundar nuestra alma de confianza en Él, e impulsarnos para estar más que convencidos de que Su Palabra no puede fallar. Y que, a su debido tiempo, cumplirá cada una de sus promesas hechas para nuestra vida pese a que no lo merezcamos, pues nosotros constantemente le estamos fallando, y no podemos permanecer fiel a Él, como Él a nosotros.
Como Dios es fiel, Él desea que todos sus hijos lo seamos también. Él quiere que seamos fieles y verdaderos en todos los aspectos de nuestra vida. Dios quiere que seamos leales a nuestra promesa. Quiere que seamos dignos de confianza, cumpliendo con nuestras responsabilidades adquiridas voluntariamente o por alguna designación. Sobre todo, de entre todas las personas del mundo, los cristianos deben ser fieles a sus votos matrimoniales. También fieles en los compromisos de la asamblea, en el trabajo, en el hogar y en todo su círculo social. Todos los seguidores de Cristo debemos mostrar un testimonio fiel y verdadero en medio de este mundo donde la infidelidad, la traición y los deseos de venganza reinan en el corazón de los hombres inconversos.