DIOS JUZGA IMPARCIALMENTE

DIOS JUZGA IMPARCIALMENTE

Es un grave error creer que Dios no toma en cuenta las acciones que realizamos en nuestros puestos de trabajo, así como las acciones que realizamos en nuestro servicio en el cuerpo de Cristo que es la iglesia. Nuestro Padre Celestial en su perfecta justicia, registra absolutamente todas nuestras acciones, tanto buenas como malas. Lo registra todo para el final de los tiempos, ya sea para recompensarnos o para castigarnos, todo dependerá de las acciones que hayamos realizado en esta vida terrenal tras nuestra conversión a Jesucristo. Dios es justo y en su justicia dará a cada cristiano lo que se merece, y todo esto nos da a conocer el apóstol Pablo en su carta a los Colosenses 3:25 DHH. “Pero el que hace lo malo, recibirá el pago del mal que ha hecho, porque Dios juzga imparcialmente.”

Todo lo que hagamos en nuestros puestos de trabajo, deben ser para el beneficio de nuestros empleadores, sin importar el trato que recibamos de parte de ellos. Debemos ser puntuales y aprovechar al máximo cada minuto de nuestro horario de trabajo, realizando todas las labores posibles. Así mismo debemos salir a la hora establecida, sin adelantarnos ni un minuto, pues esta juiciosa forma de actuar es la voluntad de Dios para todos sus hijos. Nuestro Padre Celestial desea que tengamos un adecuado testimonio en presencia de nuestros empleadores, así como ante nuestros compañeros de trabajo. El actuar de esta manera, nos traerá recompensas no solo para esta vida, sino también para nuestra vida venidera en el reino de los cielos. Pero si no actuamos de manera justa en nuestros puestos de trabajo, corremos el grave peligro de ser severamente castigados por nuestro Padre Celestial, porque Él no se complace en sus hijos injustos y malvados. Dios promete que en el final de los tiempos pagará a cada uno de acuerdo al mal que hayan hecho, sin importar que hayan aceptado el sacrificio de su amado Hijo Cristo Jesús, porque Él juzga imparcialmente.

Estas palabras de advertencia que tenemos de nuestro amoroso Padre Celestial, nos deben de mover a ser siempre juiciosos en nuestros puestos de trabajo, dando todo de nosotros para que todo marche bien. Así mismo debemos respetar a nuestros empleadores sin importar que tan buenos o malos sean con nosotros, pues también ellos serán juzgados en el final de los tiempos por nuestro Padre eterno, pues también Él es su amo y todos están bajo su servicio. Nadie puede escaparse de la perfecta justicia de Dios, todos nos presentaremos un día ante su presencia con las acciones que hayamos realizado como empleados o empleadores, pues todos estamos sujetos a su gobierno y autoridad. Así que todos sin excepción, seremos juzgados sin ninguna clase de favoritismos porque el Dios que tenemos es justo e imparcial.