DOLOR Y SUFRIMIENTO
DOLOR Y SUFRIMIENTO
Tener una vida tranquila, libre de toda situación adversa, sin duda, es el anhelo de toda la humanidad. Pero la realidad es que las situaciones adversas son las que ayudan a formar el carácter de los hombres, les hace fuertes, valientes, y capaces de vencer cualquier obstáculo que se les presente en la vida. En tanto que la ausencia de las adversidades o tribulaciones, le hacen al hombre débil de carácter, e incapaz de afrontar alguna adversidad. Un pueblo que nunca llegó a formar su carácter por la ausencia de adversidades en su vida, fue el pueblo moabita. Este hecho nos da a conocer el profeta Jeremías: “Desde un principio, Moab siempre ha disfrutado de paz; ni uno solo de sus habitantes ha sido llevado prisionero. Moab se parece al buen vino: siempre ha estado en reposo y en el mismo lugar. Por eso le ha ido bien y no ha perdido sus tradiciones.” Jeremías 48:11.
Para fabricar un vino de alta calidad, el jugo de uva tras ser extraído, es colocado en vasijas para su fermentación y el sedimento de residuos amargos se asientan en el fondo, y pasado cuarenta días, el vino es filtrado y vertido en nuevas vasijas, y el sedimento de residuos amargos quedan en las vasijas antiguas para ser desechadas. Este proceso continúa hasta la obtención de un vino dulce y puro sin turbiedad alguna. Si no se completa este proceso, el vino resultante a primera vista tiene la apariencia de un vino fino con buen aroma y color, pero una vez que se cata, resulta ser un vino barato con un sabor desagradable, nada apetecible a los paladares más exigentes. Un vino sin el correcto proceso de filtrado termina siendo desechado.
El pueblo moabita había sido como un vino nuevo que nunca se había vaciado de vasija en vasija para filtrar sus impurezas. Por eso el profeta Jeremías utilizó la metáfora de la fabricación de vino para dar a conocer el débil carácter del pueblo moabita, ya que a lo largo de su historia, los moabitas no habían pasado por situaciones adversas, habían llevado una vida pacífica y armoniosa, lo cual no les favoreció en lo absoluto para que puedan formar un carácter fuerte. Además, al no haber pasado de un sufrimiento a otro sufrimiento, los sedimentos amargos del pueblo moabita no habían sido quitados por el efecto purificador del dolor. En consecuencia, la nación quedó asentada en las impurezas y la amargura de su propio pecado, y el juicio de Dios venía para deshacerlos por completo. Moab sin un carácter fuerte, sucumbiría fácilmente ante el juicio Divino. El sufrimiento y el dolor, ayudan a formar nuestro carácter, también purifica nuestro interior si hemos estado viviendo bajo el control del pecado. El sufrimiento en nuestra vida, es Dios fortaleciendo nuestro carácter y quitando las impurezas de nuestro interior.
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