NUESTRA FE EN CRISTO

NUESTRA FE EN CRISTO

Ciertos grupos de la sociedad humana, todavía rechazan abiertamente la proclamación del evangelio que da salvación y la vida eterna. Por este rechazo, algunos niños, adolescentes, jóvenes, e inclusive algunos adultos que han aceptado a Cristo, sienten vergüenza de dar a conocer su creencia religiosa en público. En ocasiones, este grupo de creyentes al no querer ser rechazados por su fe, se comportan igual o mucho peor que las personas inconversas para no ser descubiertos, y si se ven descubiertos, lo niegan rotundamente, e incluso llegan a blasfemar contra Dios. A los creyentes inmaduros que tienen temor de proclamar su fe en público, Cristo Jesús les hace la misma advertencia que la hizo a sus discípulos en el pasado: “Delante de esta gente malvada que rechaza a Dios, no se avergüencen de mí ni de mis palabras. Si lo hacen, yo, el Hijo del hombre, me avergonzaré de ustedes cuando venga con el poder de mi Padre y con sus ángeles.” Marcos 8:38 TLA.

Todo creyente que trate de ocultar en público su fe en el Unigénito Hijo de Dios, prueba que esta avergonzado de haber entregado su vida a Cristo Jesús y de haber recibido cada una de sus enseñanzas. Estas pruebas resaltan que esas personas jamás fueron redimidas de sus pecados, y por tanto, no fueron liberadas de la condenación eterna. Toda persona que se avergüence de proclamar su fe, y proclamar el evangelio transformador de Cristo en medio de las personas malvadas y pecadoras, recibirán la misma vergüenza por parte de Jesucristo, cuando el regrese a este mundo con poder, gloria y majestad. En ese día de gloria, el Señor sentirá vergüenza de todas las personas que le recibieron pero que jamás alcanzaron la madurez necesaria para defender su fe y su creencia. Cristo no solo que sentirá vergüenza de los que se avergonzaron de Él, sino que también los rechazará de su presencia para que sean condenados a una eternidad de sufrimiento conjuntamente con las personas que jamás le recibieron como su Señor y Salvador.

Cristo nos liberó del poder de las tinieblas para que demos a conocer al mundo su poder para dar salvación y vida eterna. Por la libertad que Él nos dio, por nada del mundo debemos sentir vergüenza de anunciar al mundo perverso y pecador el evangelio que puede transformar sus vidas, y rescatarles de toda condenación eterna. Esta fidelidad a su palabra y a su gran comisión, nos garantizará que cuando nuestro Señor regrese con la gloria del altísimo hasta las nubes, no sentirá vergüenza de nosotros, sino que se alegrará por nuestra fidelidad y nuestro compromiso demostrado con la expansión de Su palabra. En ese día, Cristo nos llamará a su presencia para llevarnos a nuestra morada que Él construyó en el reino de su amado Padre Celestial.