TODO PARA LA GLORIA DE DIOS

TODO PARA LA GLORIA DE DIOS

En ocasiones, al momento de disfrutar un delicioso banquete, lo menos que hacemos es pensar en las personas con las cuales estamos compartiendo la mesa, y menos aún dirigir nuestros pensamientos a Dios para darle las gracias por haber provisto de todos los alimentos que están en nuestra mesa. El comer o beber, no es una actividad que deba estar fuera de nuestra adecuada relación con nuestro Creador y con todas las personas con las que compartimos la mesa. Aunque esta actividad parezca insignificante, no lo es, es importante, y cuenta como nuestro testimonio de vida cristiano frente a las personas que todavía no han entregado sus vidas a Cristo. Por eso debemos ser meticulosos al momento de comer y beber, tal como nos instruye el apóstol Pablo: “Así que, sea que coman o beban o cualquier otra cosa que hagan, háganlo todo para la gloria de Dios». 1 Corintios 10:31. NTV.

El comer es uno de los grandes placeres que podemos disfrutar en nuestra vida terrenal. Dios con su inmenso amor nos ha provisto de una gran variedad de exquisitos alimentos para que los disfrutemos. También ha provisto para que podamos pasar un tiempo de koinonía, disfrutando de esos alimentos con nuestros familiares, amigos y con toda la comunidad. Pero al momento de compartir este tiempo, no debemos generar conflictos por lo que estamos comiendo o bebiendo, más bien debemos tratar de mantener siempre una completa armonía en la mesa, sabiendo que todos los alimentos que están en nuestra mesa, provienen de las manos generosas de Dios y están bendecidas por Él. Además, todo lo que hacemos debe dar honra y gloria a Dios, esto incluye nuestra actividad de alimentarnos. El amor de Dios debe permear nuestras vidas al grado que todo lo que hagamos sea para su honra y gloria.

Como seguidores de Cristo debemos tener como meta principal glorificar a Dios con todo lo que hagamos, y no a proyectarnos a nosotros mismos, ocupándonos en cosas lícitas, sino la del bien de la causa de Cristo. Esto a veces requerirá la renuncia de ciertas libertades o deseos que podamos tener, pero en ocasiones serán cosas que no nos quita mucho si andamos adecuadamente en los caminos del Señor, pero sí contribuirá al bienestar de las personas que están a nuestro alrededor. Cada actividad que hagamos debe reflejar nuestra íntima relación con Cristo, por eso antes de hacer cualquier actividad, debemos preguntarnos: Si lo que vamos a hacer, va dar honra y gloria a Dios. ¿Podemos inclinar nuestra cabeza antes de que participemos en ello, pidiéndole al Señor que sea glorificado por lo que estamos a punto de hacer?. Con lo que hagamos, no debemos ser piedra de tropiezo, más bien debemos llevar a las personas a que honren y glorifiquen a Dios por todo lo alto.