UNA ACTITUD HUMILDE

UNA ACTITUD HUMILDE

La humildad, no es una de las cualidades que más sobresalga las personas, más bien, las cualidades que más sobresalen son las opuestas a la humildad, como la soberbia, la arrogancia, la altivez, etc. Debido a estas cualidades negativas predominantes, la mayoría de personas ante cualquier ofensa que reciben, explotan de inmediato y descargan toda su ira contra la persona que les ofendió, sin importarles que la ofensa no haya sido demasiado grave, o haya sido sin ninguna clase de intención. Al contrario de las cualidades negativas predominantes en los hombres, la cualidad que predominó en Cristo Jesús durante su vida terrenal, fue la humildad, por eso, en ningún momento explotó en contra de sus agresores, aunque tenía razones más que justificadas para hacerlo. Esta cualidad de Cristo, fue anunciada muchos años antes de que Él llegara a este mundo, y fue profetizada por Isaías en su libro: “Fue maltratado y humillado, pero nunca se quejó. Se quedó completamente callado, como las ovejas cuando les cortan la lana; y como cordero llevado al matadero, ni siquiera abrió su boca.” Isaías 53:7 TLA.

En el presente, es irrisorio pensar que una persona pueda aguantar una serie de insultos, maltratos y humillaciones sin molestarse, ni quejarse y mucho menos explotar en contra de sus ofensores, pues nuestra naturaleza, es la de no aguantar ninguna clase de ofensas ni agresiones. Pero Cristo Jesús en contraste a nosotros, soportó toda clase de maltratos y humillaciones en silencio, sin quejarse, y sin pronunciar palabra en contra de sus agresores, mostrándose de esta manera: «Manso como el cordero llevado al matadero o como la oveja ante el esquilador sin moverse». Con esta actitud humilde, Jesucristo se sometió a la voluntad de su Padre, la cual fue establecida antes de la creación del mundo. Además, padeció todo este terrible sufrimiento por amor a toda la humanidad.

Jesucristo atravesó todo este sufrimiento, pese a ser inocente, santo, inofensivo, separado de los pecadores y sin mancha. Pero gracias a su actitud humilde de entrega ante sus agresores, todos nosotros alcanzamos el perdón y la justificación de todos nuestros pecados, así como el vivir eternamente en el reino de los cielos junto a nuestro amado Padre Celestial. Teniendo presente que una actitud humilde, trajo la salvación para toda la humanidad, nosotros que ya hemos alcanzado la salvación, tenemos que reflejar la humildad de Cristo, y no airarnos con total facilidad con las personas que nos ofenden, o nos agreden. Debemos tener dominio de todos nuestros impulsos, acciones y palabras, para poder resolver toda situación con calma y tranquilidad. Que nuestros agresores vean que tenemos una vida transformada por el poder de Cristo, y así alentar a que ellos también busquen esta transformación para que alcancen la salvación y la vida eterna.