CONFIEMOS EN DIOS

CONFIEMOS EN DIOS.

A pesar de que llevemos muchos años caminando en los caminos de Cristo, cuando las situaciones se empiezan a complicar en nuestra salud, en nuestra vida familiar o en nuestros ministerios, empezamos a dudar del poder de Dios para ayudarnos a salir a flote y seguir adelante con nuestras vidas y nuestros ministerios. Esas dudas que invaden nuestra mente y nuestros pensamientos son porque todavía no tenemos plena confianza en el poder de Dios. La misma falta de confianza en Dios, la tuvieron los discípulos de Cristo en el pasado: “Jesús les respondió: Porque ustedes no confían en Dios. Les aseguro que si tuvieran una confianza tan pequeña como un grano de mostaza, podrían ordenarle a esta montaña que se moviera de su lugar, y los obedecería. ¡Nada sería imposible para ustedes!” Mateo 17:20 TLA.

En cierta ocasión, un padre de familia había llevado a su hijo enfermo a los discípulos de Cristo para que le sanaran, pero ellos no habían podido ayudarle, por eso el padre de familia lo llevó delante de Cristo. Cristo con su poder sanó al hijo del hombre. Minutos más tarde, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron porque ellos no habían podido sanar al hijo del hombre. La respuesta de Jesús a sus discípulos fue contundente. Él les dijo: ustedes no confían en Dios. Al igual que los discípulos de Cristo, muchos cristianos no tienen plena confianza en el poder de Dios, por eso en medio de las adversidades se afligen y sienten que no van a poder salir de esa situación. Pero Jesús muestra que todo es posible para el que tiene confianza en Dios. No una confianza enorme, sino una confianza minúscula similar a una semilla de mostaza.

La semilla de mostaza es más pequeña de lo que uno se puede imaginar. Cristo afirma que si una persona tiene confianza en Dios del tamaño de una semilla de mostaza podrá mover una montaña gigante. Lo que Jesús enseña en este pasaje no tiene nada que ver con la psicología de la mente positiva. Lo que Jesús está diciendo es que la fuente y el objeto de una confianza genuina, es Dios. Porque nada hay imposible para Él. Por eso, el creyente que tenga confianza genuina, recibirá su ayuda y nada se le hará imposible. Dios le ayudará a salir de las adversidades, aunque parezcan gigantescas como las montañas.

Si nos sentimos débiles o incapaces para enfrentar las adversidades, debemos examinar nuestra confianza, asegurarnos de que no estamos confiando en nuestra propia capacidad para obtener resultados sino en la de Dios. Porque hay un gran poder aún en una confianza pequeña cuando Dios está con nosotros. Por eso, al momento de que nos enfrentemos con una adversidad que parezca gigantesca e inconmovible como una montaña, no nos enfrasquemos en la adversidad, más bien oremos con toda confianza a Dios, sólo así podremos recibir Su ayuda para salir victoriosos de cualquier adversidad que nos sobrevenga.