Jesus Is Life

ORACIÓN Y CÁNTICOS EN MEDIO DE LA AFLICCIÓN

ORACIÓN Y CÁNTICOS EN MEDIO DE LA AFLICCIÓN.

 

SALMOS 42:2 Tengo sed de Dios, del Dios viviente. ¿Cuándo podré ir para estar delante de él? 3 Día y noche sólo me alimento de lágrimas, mientras que mis enemigos se burlan continuamente de mí diciendo: ¿Dónde está ese Dios tuyo?. 6 … Ahora estoy profundamente desalentado, pero me acordaré de ti, aun desde el lejano monte Hermón, donde nace el Jordán, desde la tierra del monte Mizar. 8 … cada día el SEÑOR derrama su amor inagotable sobre mí, y todas las noches entono sus cánticos y oro a Dios, que me da vida.

 

Por lo general, cuando los seguidores de Cristo atraviesan una serie de adversidades, pierden toda esperanza de días mejores. En esos días amargos, se enfrascan en su tristeza profunda, y no tienen razones para estar alegres, y menos aún para glorificar y honrar al eterno Creador. El salmista, frecuentemente se hallaba en medio de una aflicción, ya sea por una persecución por parte de sus enemigos, o a causa de una enfermedad como consecuencia de sus pecados, pero a pesar de estar en medio de una aflicción, no dejaba de orar y alabar a su amado Creador.

 

El salmista al estar en medio de las aflicciones, sentía que su amado Creador estaba lejos de él, por eso, en esos días de tristeza, anhelaba profundamente estar en su presencia, disfrutando de su compañía y protección. En sus días de tristeza, amargura y dolor, el monarca tenía sed de la presencia del Dios viviente, así como el siervo anhela aguan en medio del desierto. Las personas en contraste al salmista, cuando se encuentran en medio de aflicciones, no anhelan la presencia de Dios, ni lo buscan, más bien sus corazones se alejan de Él, y lo reprochan por la realidad que están viviendo.

 

El salmista en su oración a su Creador, declara que de día y noche lloraba amargamente, mientras que sus enemigos se burlaban continuamente preguntándole dónde se encontraba su Dios para liberarlo de sus manos. Las personas malvadas no tienen compasión de los afligidos, por eso, de una o de otra forma tratan de abrir más las heridas para causarles más daño todavía. Los enemigos de David eran malos y perversos, por eso, a pesar de ver su sufrimiento, no le dieron tregua, más bien se mofaron y le tiraron dardos venenosos, burlándose de la ausencia del Dios de Israel para socorrerlo.

 

La burla de sus enemigos, causó desaliento en la vida del monarca, pero a pesar de ese desaliento nunca perdió su fe en el poder del eterno Creador, para brindarle el oportuno socorro, por eso confiadamente declaró que, a pesar de estar lejos de su nación Israel, en la tierra del Jordán, de los hermonitas y del monte de Mizar, se acordaría de Dios cada día, por su amor inagotable derramada sobre su vida, y que todas las noches entonaría sus cánticos y oraría a Dios, que le daba vida. Por lo general, las personas se estancan en medio de su depresión, no tienen ánimo para hacer nada, pero David no se estancó en su depresión, más bien se propuso entonar sus cánticos y orar a Dios a pesar de no poder estar en el Tabernáculo de Dios, la cual se encontraba en Jerusalén la capital de la nación hebrea.

 

Queridos hermanos, David a pesar de las aflicciones que le atormentaban, no se quedó estancado en una depresión, ni tampoco perdió la fe en su Creador. Más bien esos días grises, anheló buscar la presencia de Dios a través de la oración y los cánticos por haberle dado la vida. Hermanos, al igual que David, no nos estanquemos en medio de la depresión, ni tampoco perdamos la fe en el poder de nuestro Creador para brindarnos el oportuno socorro. Mientras esperamos el auxilio de Dios, busquemos su rostro a través de la oración y las alabanzas. Cantemos cánticos en su nombre, por su amor inagotable, por su salvación y la vida eterna.

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